Por Verónica Nuñez Lastres
Estudiante de Periodismo y colaboradora de Prensa Latina
Conocida en inglés como «quiet luxury», esta tendencia se enfoca en la calidad y valor artesanal de las prendas más que en evidenciar la marca a la que pertenecen; utilizan vestimentas atemporales, accesorios discretos y tonos neutros que dan una apariencia clásica y elegante.
La revista de moda Fucsia explica que esta forma de vestir es la contraparte de la logomanía, otra tendencia donde se busca presumir tu poder adquisitivo con la exhibición de los logos de alta gama como Gucci, Chanel o Dior en las prendas, calzados y accesorios.
Old Money
Gracias a series televisivas como Succession, La edad dorada o celebridades como la modelo norteamericana Sofía Richie, la empresaria Victoria Beckham o la princesa de Gales, Kate Middleton, renació, sobre todo entre los jóvenes, el estilo «Old Money».
Aunque comparte ciertas características con el lujo silencioso, la diseñadora mexicana Nayar Jáuregui resalta que los términos no son sinónimos.
Este último es distinguible por la presencia de diseños discretos, pero exclusivos, que evita los accesorios ostentosos y su línea a seguir es: “menos es más”.
El término «Old Money» persigue un objetivo similar, pero está más enfocado en la forma de vestir de la clase alta en el periodo de 1980 a 1990, explicó en un reportaje el periodista Martín Rocha, del medio mexicano Radio Fórmula.
En este caso, se acostumbra a combinar prendas formales con deportivas, como faldas con tenis o camisas tipo polo con blazers, añadiendo pañuelos de seda, suéteres sobre los hombros, gafas de sol de estilo vintage y otros accesorios.
Este “Old Money Style” se inspira en las familias que llevan generaciones en la élite, en oposición a la ostentación y el exhibicionismo asociado con los nuevos ricos, opina Helena Sardá Grau, del medio digital AJ+Español.
Lo más distintivo entre ambos, es que ya no es imprescindible ser adinerado para vestirte a lo Old Money, pues esta tendencia admite la recreación con prendas, joyería, calzado y bolsos de precios económicos que lucen igual de sofisticados.
EL PAPEL DE LAS CELEBRIDADES
Los expertos en mercadeo saben que las personas visten logos por un sentido de estatus, de pertenencia a un grupo o para excluirse de otro que no puede o no quiere pagar esa diferencia, explica Sardá.
En el caso de algunos nuevos ricos, que consiguieron sus pesadas cuentas bancarias por sus propios medios y no a través de herencias, eligen presumir sus gastos millonarios por varios motivos.
Estos incluyen demostrar que pueden permitírselo, sobre todo si provienen de orígenes humildes, o simplemente por gusto personal, con el argumento de que si tanto generan y tanto trabajan, ¿por qué no permitirse ciertos gustos extravagantes?
Entre las celebridades de ese grupo se incluye al clan de las Kardashians o Georgina Rodríguez, novia del afamado y millonario futbolista Cristiano Ronaldo.
Por otro lado, personajes como los Rockefeller, los Du Pont, miembros de la realeza como la princesa de Gales y nuevos ricos como Steve Jobs o Mark Zuckerberg no necesitan resaltar visualmente ante el resto de la población.
Los ricos generacionales saben que sus nombres, acciones, capital financiero o familia tienen el suficiente peso social para respaldar su estatus y optan por marcas de lujo sobrias como The Row, Loro Piana, Brunello Cucinelli o Jil Sander.
¿POR QUÉ ES TAN ATRACTIVO?
Según la Asociación Estadounidense de Mercadeo, los consumidores usan los bienes de lujo para señalar su posición relativa en las jerarquías sociales, en varias ocasiones bajo el lema: fíngelo hasta que lo logres, explica Helena Sardá.
Y aunque sea difícil de creer, esta estrategia de ventas funciona, pues tanto el lujo silencioso como el «Old Money» rompen con la práctica de usar los logos de las marcas que decoran todo el vestuario.
Esas se han vuelto accesibles para muchos y ya no son un símbolo de la exclusividad que antes solo podía adquirir poco más de uno por ciento de la población mundial.
Un reportaje del diario El Mundo refiere que el efecto de ver a una persona vestida sin ostentación se asocia de manera más efectiva a la riqueza, a cierto conocimiento estético y a conexiones con una élite de tendencia a mantener un bajo perfil.
Su éxito se traduce en escandalosas cifras en redes sociales teniendo el #quietluxury más de 68 millones de visualizaciones en TikTok y siendo su traducción en español, #lujosilencioso, aún más popular, con 242 millones de vistas.
Ya es común encontrar videos en Youtube o reels de Instagram, en los cuales diseñadores o asesores de imagen aconsejan qué prendas básicas y económicas adquirir para lucir como un Old Money.
SI ME GUSTAN ESTOS ESTILOS ¿CUÁL ES EL PROBLEMA?
Es claro que la clave detrás del lujo silencioso es el uso de un armario con una inversión cuantiosa en piezas que no parecen ser ropa muy sofisticada, pero que lo son.
Por otro lado, recrear el estilo Old Money parece ser una buena alternativa para la clase media, pues es abierto a la elección de prendas elegantes a la vez que asequibles en precios.
Sin embargo, más allá del gusto o la elección personal, la preocupación que conocedores del tema manifiestan es real y tiene argumentos sólidos.
Aspirar a un estilo que 99 por ciento de la población no puede permitirse, no solo es perjudicial para la salud mental, sino que perpetúa unos cánones poco realistas, reflexionó Laura Hampson, periodista de la revista Glamour.
La mayoría no tenemos acceso a un armario de lujo, aunque emulemos la estética de los ricos, añadió.
El gusto por un vestir clásico y atemporal no es una mala elección «per se», pero quizás es necesario establecer límites entre el disfrute de un estilo que define nuestra identidad y la ilusión creada al fingir un nivel de vida que además de no ser el nuestro, es difícil de alcanzar.
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