La emblemática agrupación cumple años el 13 de junio, y dos días después hará un gran concierto de soneros en el espacio Hoy como Ayer del Salón Rosado de la Tropical, según anunció en Twitter el portal La Jiribilla.
El Septeto Habanero nació como sexteto en los albores de 1920, cuando varios músicos concibieron en un local de la calle Lealtad, entre Zanja y Dragones, hoy Centro Habana, la idea de formar un grupo para interpretar el género musical bailable conocido como son.
A más de una centuria de creada, la agrupación continúa haciendo historia con sus interpretaciones frente al público cubano e internacional.
Es acreedora de un repertorio que se precia de contar con nombres respetables como Ernesto Lecuona, Eliseo Grenet, Ignacio Piñeiro, Miguel Matamoros y otros de trayectoria sobresaliente en el panorama musical nacional.
El Septeto Habanero ha sido nominado varias veces al Premio Grammy Latino al Mejor álbum tropical, consolidada ya como institución cultural de primera fila en la música popular cubana.
Desde sus primeras presentaciones caló en el gusto de los bailadores, pero tras la irrupción de la radio en Cuba, en agosto de 1922, su fama y aceptación se extendió a todo el país.
Cuentan que tal fue el éxito de la agrupación, que pese a los prejuicios raciales y de clases de entonces, los más importantes salones capitalinos reclamaron su presencia.
Además, dadas sus crecientes presentaciones atendiendo las exigencias de diversos escenarios, el entonces sexteto se convirtió en la primera agrupación de sones que se profesionalizó e impuso la tradición de elegante y uniforme vestuario en Cuba.
Los músicos del conjunto aparecieron también en una de las primeras películas sonoras del planeta, El Puerto del Infierno, para lo cual viajaron a Tampa, Estados Unidos, en 1929.
Este pionero de la música cubana fue el primer conjunto de su tipo en interpretar obras del afamado compositor cubano Ernesto Lecuona, piezas que este compuso expresamente para la agrupación.
Cuenta la historia que el relevante escritor cubano Alejo Carpentier confirmó en su libro La música en Cuba que “el reinado del son había comenzado con el Septeto Habanero, poniendo fin a un período de norteamericanización masiva que se vivía en Cuba a principios de los años veinte”.
Se afirma también que el Poeta nacional Nicolás Guillén se inspiró en esta agrupación para escribir Motivos de son y El Son entero, dos de sus obras clásicas.
Al Septeto Habanero se le reconoce el mérito de contribuir a que el son –oriundo del Oriente cubano– se desarrollara en el corazón de la capital.
Por la agrupación pasaron músicos como Félix Chapottin, Guillermo Castillo Bustamante y Guillermo Castillo García, Manolo Furé Zerquera y Germán Pérez Ibáñez.
También fueron sus miembros otros talentos como Abelardo Barroso, Vicentico Valdés, Pío Leyva, Pachito Riset, Cheo Marquetti, Arsenio Rodríguez y Chocolate Armenteros.
Canciones como Tres lindas cubanas, Ahora sí, A la Loma de Belén, Cabo de la Guardia, Mujeres no se Duerman, Las Cuatro Palomas y Papá Montero, entre otras, han sido bailadas y tarareadas en el mundo entero, llevando lejos el prestigio de la cultura cubana.
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