Procedentes de diversas regiones del país y a pesar de la lluvia, la multitud acompañó a Saad Hariri a rendir tributo a su padre, el exjefe de gobierno sunita (1992-1998 y 2000-2004), asesinado en un atentado en 2005.
Ante su tumba en la mezquita Mohammad Al-Amin, su hijo Saad y familiares encabezaron los homenajes de quien es considerado uno de los artífices en la reconstrucción de Líbano después de la guerra civil (1975-1990).

Después de saludar a la multitud reunida y en un breve discurso, Hariri comentó a los medios: «El pulso del país está aquí, así que preservemos el país y todo llegará a su debido tiempo».
Exdiputados, ministros, dirigentes y simpatizantes recordaron al mártir Hariri y resaltaron su dedicación a la unidad y a la coexistencia del Líbano, así como el impulso a las relaciones con las naciones árabes y amigas del mundo.
Al mismo tiempo, evocaron la estatura patriótica y humana de Hariri y convocaron a mostrar una moralidad política y respetar los principios de sociedad, acuerdo y la aceptación del otro, en medio de las discrepancias internas y la prolongación del vacío de poder.

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