El funcionario afirmó que el conflicto ha dejado más de 330 niños muertos, unos mil 900 heridos y más de un millón de desplazados.
O’Brien señaló asimismo que los infantes sudaneses están dentro de un infierno y soportan la carga más pesada de la violenta crisis, atrapados en un fuego cruzado, sujetos al hambre y enfermedades.
Unicef está listo para prestar ayuda –dijo- pero abogó por una seguridad garantizada para poder extender esa ayuda a los lugares donde los niños se encuentran en una situación desesperada, ya que la guerra no les permite el acceso a los servicios básicos.
Por otra parte, ese organismo de Naciones Unidas calificó la situación en Darfur como la más crítica por los enfrentamientos, el saqueo, y la inseguridad, que el propio gobierno de Estados Unidos, reconoció la víspera como un genocidio étnico.
Los enfrentamientos en Sudán estallaron el pasado 15 de abril por contradicciones en medio de un proceso de integración de las Fuerzas de Apoyo Rápido, lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo, vicepresidente del Consejo Soberano de Transición (CST) al seno de las Fuerzas Armadas, y el jefe del Ejército y presidente del CST, Abdelfatá al Burhan.
Ambos con grado de general, se han disputado el control del país después del derrocamiento en 2019 del presidente, Omar al Bashir.
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