La semana anterior la presa de Paso Severino, principal fuente de la capital, perdió un millón de metros cúbicos del vital líquido.
Esa cifra es similar a su caudal actual, que es menos del dos por ciento de la capacidad total, unos 70 millones de metros cúbicos.
El agua que está suministrando Obras Sanitarias del Estado es bebible pero no potable, por los altos parámetros de cloruros y sodio.
Cuando se seque Paso Severino sería el final del agua bebible, como la definió el ministro de Ambiente, Robert Bouvier. Habrá que recurrir con todo al Río de la Plata, por lo que el agua tendrá categoría de sanitaria. Quiere decir que sirve para saneamiento, limpiar y lavar pero no apta al consumo humano.
La del Río de la Plata trae mayores niveles de cloruros, sodio y sedimentos, por lo que demandará pautas superiores de cloro.
Esta en ejecución un embalse provisorio para traspasar agua del río San José al Santa Lucía, cuya cuenca alimenta a Paso Severino.
Según el presidente Luis Lacalle Pou, la obra estará en un mes y permitiría el suministro, pero con los niveles y calidad del agua actuales, no potable.
Otras fuentes indican que la obra demorará más tiempo, mientras los meteorólogos no se ponen de acuerdo sobre la llegada de las lluvias, que algunos auguran para septiembre y otros para fines de noviembre e inicios de diciembre.
En Uruguay rige la emergencia agrícola por la sequía a nivel nacional, mientras que en Montevideo, Canelones y la zona metropolitana el gobierno decretó la emergencia hídrica.
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