El Ministerio de Relaciones Exteriores denunció el trasfondo político de ese paso y advirtió sobre su impacto negativo en las reglas del mercado y los intereses de los inversores de todo el mundo.
Deploró, asimismo, que Washington abuse del concepto de seguridad nacional y de su poder para hostigar a las firmas chinas, tras exigirle revocar la medida y ratificar voluntad de proteger los derecho de su empresariado.
De igual manera, los principales medios de prensa y analistas del país se pronunciaron en contra de las trabas, contenidas en un decreto emitido ayer del presidente estadounidense, Joe Biden, y que entrarán en vigor el próximo 2 de agosto.
Recalcaron que dicha acción discuerda con los contactos sostenidos entre ambas potencias en los últimos días y la voluntad expresada para buscar soluciones a las diferencias en el terreno económico-comercial.
El veto impedirá las inversiones de empresas norteamericanas en 59 de China, entre ellas la tecnológica Huawei y tres grandes de las telecomunicaciones, porque supuestamente apoyan a los aparatos de inteligencia, militares y de seguridad de Beijing.
Se trata de una extensión de la orden ejecutiva que firmó el pasado noviembre el expresidente Donald Trump e inicialmente dirigida contra 48 firmas del gigante asiático.
Ahora el Departamento del Tesoro será el responsable de implementar una medida, que renueva las tensiones en unos nexos lacerados por las maniobras de la administración Trump.
Como era previsible, las principales bolsas asiáticas cedieron ante la noticia.
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