Reunidos bajo la presidencia portuguesa del Consejo de la Unión Europea, los embajadores concretaron la propuesta de los jefes de Estado del 24 de mayo, un día después del incidente, que sirvió de pretextos a más sanciones contra el gobierno de Aleksandr Lukashenko.
Durante la acción el pasado 23 de mayo las autoridades belarusas arrestaron al activista Roman Protasevich, un periodista acusado por Minsk de organizar protestas violentas, y que viajaba en el aparato desde Atenas hasta Vilna, Lituania.
El aterrizaje de emergencia del avión de Ryanair se convirtió en la justificación perfecta para cargar con nuevas sanciones contra Belarús, consideró el Gobierno.
‘La situación está escalando de manera directa y clara. Está deliberadamente politizada, las acusaciones no confirmadas suenan y las etiquetas ya están pegadas’, comentó Anatoli Glaz, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Belarús.
Sobre el hecho, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, llamó a no evaluar la situación de golpe y porrazo, ni de prisa y corriendo, sino a partir de la totalidad de la información disponible.
En un comunicado el megabloque ordenó que los Estados miembros deberán negar autorización para aterrizar, despegar y sobrevolar sus territorios a cualquier avión operado por empresas de transporte belarusas, una medida que entrará en vigor esta medianoche.
Igualmente, los embajadores dejaron abierta la posibilidad de sanciones individuales a los que consideró secuestraron el vuelo de Ryanair y los implicados en la supuesta represión violenta de la oposición en Belarús, así como el estudio de sanciones económicas para los sectores más importantes del país.
Tales asuntos pendientes están en agenda de los jefes de la diplomacia de los 27 en el Consejo de Negocios Extranjeros, el día 21 en Luxemburgo.
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