Desde horas tempranas las principales televisoras nacionales reportaron el inicio de la movilización a lo largo y ancho del país.
Un pequeño grupo, que incluyó a veteranos de guerra, se manifestó en la mañana en el aeropuerto internacional Ben Gurion, aunque está prevista en la tarde una gran concentración en esa instalación.
Los contestatarios también bloquearon las calles de la central ciudad de Herzliya, donde instalaron tiendas de campaña y quemaron neumáticos hasta que fueron desalojados por la policía.
En el cruce de tráfico de Karkur, cerca de Hadera, fue cerrada la Ruta 65 con una enorme pancarta que decía: “No hay entrada para una dictadura”.
Los manifestantes también trancaron la Carretera 2 cerca de la norteña ciudad de Haifa y se preparaban para impedir el tráfico en la Carretera 1, en las inmediaciones de Jerusalén.
En Haifa cientos de personas se congregaron frente al tribunal regional, mientras se esperan actos similares en otras ciudades y pueblos.
“La lucha contra el régimen golpista se intensifica. Todos están saliendo a las calles para luchar por la democracia”, expresó en un comunicado el grupo Hermanos en Armas, integrado por reservistas de las Fuerzas Armadas.
Según los organizadores de la marcha, a las 18:30, hora local, se efectuarán concentraciones frente a la Residencia del Presidente en Jerusalén y el consulado de Estados Unidos en Tel Aviv.
La jornada culminará a las 20:30 con el bloqueo de varias arterias clave, incluido el cruce de Kaplan.
Josh Drill, un portavoz del movimiento de protesta nacional, afirmó ayer que las manifestaciones tienen la intención de igualar la intensidad de la escalada del Gobierno al tiempo que llamó a la desobediencia civil.
Lo que buscamos es realmente detener el país, afirmó, por su parte, Nadav Salzberger, líder del Movimiento de Protesta Estudiantil.
Sin embargo, tanto Drill como Salzberger instaron a una manifestación sin violencia, aunque criticaron la represión policial.
Varias universidades anunciaron que no penalizarán a los estudiantes, profesores o personal que participen en las concentraciones.
El proyecto de reforma es muy cuestionado aquí porque restringiría la capacidad del Tribunal Supremo para rechazar leyes al permitirle al Parlamento volver a legislar normativas impugnadas por ese órgano.
Además, permitiría al Ejecutivo de extrema derecha controlar el nombramiento de los magistrados.
rob