La propuesta que el ministro de Economía, Bruno Le Maire, anunció el 4 de enero preveía la recuperación del tejido productivo, tras 50 años de constante retroceso, gracias a una ley que regularía el restablecimiento de la «industria verde» en Francia. Tras su paso y aprobación por el Senado, ahora corresponde a los diputados pronunciarse sobre el contenido de la ley, si bien no es probable que se complete el trámite legislativo antes del 23 de julio, fecha que marca el receso vacacional.
Presentado por el ministro de Industria, Roland Lescure, como “un verdadero punto de inflexión para nuestra economía” tras una «época de desindustrialización masiva», lo cierto es que diferentes grupos parlamentarios se preguntan dónde están las cuestiones ecológicas que debería recoger la norma.
“En este proyecto de ley no hay ni una idea de lo que es verde, ni de lo que vamos a producir, ni de cómo vamos a formar a la gente para producirlo”, declaró la diputada izquierdista Clémence Guetté (Francia Insumisa).
En esa línea, el parlamentario ecologista Charles Fournier, señaló que “una industria verde tiene en cuenta los recursos, la biodiversidad, las condiciones de trabajo… Nada de esto aparece en este texto”, mientras que el socialista Gérard Leseul aseguró que no basta con que “una industria diga que va a reducir su consumo de energía o va a poner paneles fotovoltaicos en su tejado”.
En opinión de Leseul, es imperativo «tomarse el tiempo» y elaborar «una definición adecuada de industria verde» antes de conceder ayudas públicas, pero eso es algo que el Gobierno no ha hecho, por lo que el actual proyecto de ley no es más que una sucesión de medidas para simplificar la reindustrialización de Francia, sea cual sea el tipo de industria, ecológica o no.
Además, los diputados de la izquierda parlamentaria también hicieron referencia a carencias en el texto, relativas a la sobriedad y la gestión de los recursos hídricos y las materias primas, o a la necesidad de examinar los proyectos industriales, estableciendo prioridades atendiendo a la urgencia climática.
Las críticas también incidieron en la falta de contenido sobre los trabajadores que integrarán los futuros proyectos en cuestiones como el reciclaje de los empleados que trabajan actualmente en empresas contaminantes, o la participación de estos en el debate sobre los planes industriales.
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