Todo un acontecimiento notorio cuando el equipo de expertos nacionales a cargo del ingeniero Arturo Bickford, alcalde municipal, terminó de rearmarla en conmemoración al centenario del nacimiento del expresidente Justo Rufino Barrios (1873-1885).
La estructura del esqueleto gigante, tras mostrarse en venta durante una feria en San Francisco, California, Estados Unidos, llegó a oídos del jefe de Estado de entonces, general Jorge Ubico (1931-1944).
Este decidió adquirirla en la clausura de la Golden State International Exposition de 1933 y luego enviar sus piezas por barco al país.
Primero “Torre Conmemorativa del 19 de julio”, pero el peso de los logros económicos, religiosos y sociales del exmandatario homenajeado, conocido como El Reformador, derivaron en el cambio de nombre.
La dama de hierro centroamericana, construida con acero galvanizado sobre cimientos de cemento armado, posee 75 metros (casi 250 mil pies) de altura y un faro que la embellece, fruto de una donación en 1994 de la compañía American Airlines.
También la protege del asombroso vuelo bien bajo de la aviación hacia o desde el aeropuerto La Aurora, el mismo objetivo por el cual el gobierno de Bélgica aportó antes una campana que emitía un sonido fuerte.
En principio contó con una red de iluminación de cuatro reflectores grandes en cada base, luego el gas neón iluminó la silueta y en su cúspide los especialistas instalaron otro reflector más adelante.
Ubico buscó que la luz proyectara al cielo los colores patrios, sin embargo, su intención nunca pudo materializarse, pues solo se vio el banco.
Marca de la expansión citadina hacia el sur, hito urbanístico, emblema de crecimiento y modernidad, conserva todavía su magia, como especie de réplica en miniatura de la Torre Eiffel en París, Francia, más de tres veces mayor.
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