Los niveles de sodio y cloruro venían bajando con la llegada de las lluvias de la semana anterior y en los últimos días hubo un salto en la calidad del agua corriente que distribuye Obras Sanitarias del Estado (OSE).
Esa empresa pública venía en los últimos meses mezclando el agua dulce del río Santa Lucía con la salobre del estuario del Río de la Plata a fin de mantener el suministro del agua corriente, afectado por la persistente sequía que suma tres años aquí.
En Montevideo y la Región Metropolitana fue declarada la emergencia hídrica y el embalse de Paso Severino, la principal fuente de reserva, llegó a cotas mínimas de 1,7 millones de metros cúbicos, de un promedio de 67 millones.
Ante la contingencia, el Ministerio de Salud Pública fijó límites extremos a la presencia de cloruros y sodio del agua de OSE, que resultó bebible aunque no potable, lo cual multiplicó la demanda de la embotellada.
Pero las precipitaciones y escurrimientos en la cuenca del Santa Lucia mejoraron notablemente la situación hídrica y Pablo Severino comenzó a recuperar su caudal día a día.
La calidad del agua, medida la víspera, resultó la normal de antes de la emergencia, lo que llevó a decir al secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, que el pico de la crisis ya había pasado.
Sin embargo, la pregunta del millón es hasta cuándo durará la mejora. La solución depende de obras hidráulicas que están en marcha a todo tren, pero sobre todo del regreso de las lluvias, y abundantes, lo cual no está ahora mismo en el radar de los meteorólogos.
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