En opinión de Miguel Cabrera, los valores de nuestra cultura y los más trascendentes acontecimientos de la historia nacional ocupan un lugar esencial en el quehacer coreográfico del BNC, desde su fundación el 28 de octubre de 1948 y en especial después del triunfo revolucionario el 1 de enero de 1959.
La Revolución, mencionó, abrió una nueva etapa para el ballet, pues se gestaron muchas obras que reflejan vivencias personales o colectivas de los creadores, cada uno de ellos la abordó con plena libertad formal y sin imposiciones o restricción alguna.
Desde Despertar, de Enrique Martínez, estrenada el 24 de febrero de 1960 con Alicia Alonso en el papel de La Libertad, hasta La carta (1965), homenaje de la prima ballerina assoluta a la Campaña de Alfabetización, la hazaña inspiró a diversidad de coreógrafos.
Según el investigador, el hecho motivó a Alberto Alonso para coreografiar A Santiago (1972) y Un día… el 2 de diciembre, tributo al desembarco del yate Granma, acontecimiento que abordó Alberto Méndez en Desembarco glorioso (1976).
Alicia Alonso, en calidad de directora artística de la compañía, siempre guió el hecho creador con la más amplia visión estética, pero libre del panfletismo o las simplezas de ocasión, destacó.
El legado del Che, de su ejemplo, más que su muerte física en el pueblito de La Higuera, aquel 9 de octubre de 1967, indujo el primer tributo de nuestra agrupación a su memoria, y fue Alberto Alonso, padre de la coreografía cubana, el encargado de realizarlo, continuó.
Muestra de ese apego a la historia patria, constituyó el estreno de la pieza Nuestra América cuando la gesta cumplió su aniversario 20, en ella se unieron talentosos coreógrafos como Alberto Méndez e Iván Tenorio para conjugar en escena textos martianos y riqueza folclórica de Latinoamérica.
De acuerdo con Cabrera, la obra, que devino un canto a la hermandad de nuestros pueblos, permaneció durante mucho tiempo en el repertorio de la compañía, al tiempo que recibió ovaciones en giras internacionales.
En el aniversario 23 del Moncada, el insigne conjunto llevó su arte a la occidental provincia de Pinar del Río en una gala artística titulada Aniversario de Victorias, ante la presencia de los comandantes Juan Almeida y Guillermo García, así como del entonces Presidente de la República Osvaldo Dorticós.
De esta manera, numerosos son los honores que, desde la danza, el BNC le rinde a una proeza de inestimable valor.
Cuando este miércoles se cumplen 70 años de aquel 26 de julio de 1953, las palabras del destacado historiador muestran el orgullo por reflejar esa parte de la historia en el ballet:
“Nuestra principal agrupación danzaria, Patrimonio de la Cultura Nacional, siente la satisfacción de un deber cumplido, porque como dice la sabia sentencia: el arte no tiene patria, pero los artistas sí”.
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