El Ministerio de Relaciones Exteriores deploró que Washington insista en usar el tema para lanzar acusaciones por supuesto genocidio a las etnias de Xinjiang (noroccidente), con fuerte presencia de musulmanes.
Advirtió que la politización del deporte va en contra de la Carta Olímpica y daña los intereses de los atletas de todos los países.
Según enfatizó, a Estados Unidos le corresponde abandonar las mentiras y enfocarse en los problemas que agobian a su población como la supremacía blanca, el racismo y la discriminación hacia grupos como los descendientes de africanos y asiáticos.
La Cancillería respondió así a declaraciones secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken, sobre las consultas con aliados para coordinar el boicot a la cita global.
En los últimos meses varias potencias y grupos de derechos humanos promueven esa idea, alegando supuesto maltrato en la región autónoma uigur.
El tema mantiene bajo tensión las relaciones de China con naciones de Occidente, y derivó en la mutua imposición de sanciones y hasta problemas en el terreno comercial.
En reiteradas ocasiones, el gigante asiático denunció la politización del asunto, condenó la injerencia foránea y aseguró que los programas aplicados en Xinjiang buscan frenar el terrorismo, el separatismo y la radicalización.
China está casi lista para acoger en febrero del año próximo las Olimpiadas y Paralimpiadas de Invierno en Beijing, que se convertirá en la única ciudad del mundo en ser anfitriona de ambas variantes de las competencias.
En 2008 esa urbe fue sede de la edición de verano.
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