«Exigimos que el Estado brasileño nos responda hasta el 9 de agosto de 2023, cuando se conmemora el Día Internacional de los Pueblos Indígenas», afirmaron los firmantes del llamado Manifiesto de la cita del cacique Raoni Metuktire, conocido este viernes luego de cinco días de debates en la Amazonia.
Los suscriptores del texto exigen a los tres poderes, incluyendo al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, una posición específica sobre el denominado marco temporal, iniciativa que limita el reconocimiento de la tierra ancestral de los pueblos originarios a apenas las que ellos ocupaban el día de la promulgación de la Constitución, el 5 de octubre de 1988.
Según especialistas, ese criterio podría poner en riesgo los mil 393 dominios aborígenes en el gigante sudamericano.
El período entre 1945 y 1988 estuvo marcado por agitación política y violaciones generalizadas de los derechos humanos en Brasil, incluyendo la dictadura (1964-1985).
De esta forma, muchos pueblos indígenas fueron violentamente expulsados de sus territorios. El hito jurídico habría sido utilizado para anular procesos administrativos de circunscripción de tierras, como el caso de la comunidad Guayaroka, ocupada por miembros de la etnia Guarani Kaiowá. Para los signatarios del manifiesto, el marco temporal excluye la realidad histórica y cultural de los indígenas y viola tratados internacionales firmados por Brasil, como la Declaración de los Pueblos Indígenas de Naciones Unidas y la Convención 169 de la Organización Internacional del Trabajo.
Con la circunscripción de patrimonios, agregaron, se ignora las acciones de colonizadores, latifundistas y proyectos económicos que se valieron de desalojos forzados, violencias y masacres para «expulsarnos de nuestros territorios».
Insistieron que, con la aplicación del marco temporal, se abriría «precedentes para la invasión y explotación de nuestras tierras por intereses económicos que nos afectarían no solo a nosotros, sino también a 55 millones de hectáreas de selvas nativas» por gases contaminantes.
El objetivo central de los encuentros en la Amazonia fue articular y fortalecer la incidencia política del movimiento indígena, especialmente en relación con la defensa de los territorios y de la selva.
Se debatieron cuestiones cruciales para la supervivencia y preservación de las comunidades originarias, con destaque para el tema del marco temporal, objeto de discusiones en el Supremo Tribunal Federal y el Congreso Nacional, enfrentando fuerte presión del poderoso sector rural interesados en su adopción.
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