Durante una sesión del Consejo de Seguridad afirmó que cada uno de los siete países en los que hubo hambrunas el año pasado se vio afectado por conflictos armados o niveles extremos de violencia.
Recordó que cinco de los siete países (Afganistán, Haití, Somalia, Sudán del Sur y Yemen) figuran regularmente en la orden del día del Consejo.
Cada vez más, el cambio climático se convierte en un factor que multiplica las amenazas, y en la medida que la presión sobre el agua y otros recursos naturales aumenta la competencia y los desplazamientos, se extienden los conflictos y el hambre, alertó.
La funcionaria resalto que, en un ciclo que se retroalimenta, la inseguridad en las naciones afectadas por conflagraciones dificulta los esfuerzos de adaptación al clima, lo que deja a las comunidades ya vulnerables aún más pobres, más hambrientas y con menos capacidad de recuperación.
Ghelani instó a ese órgano de las Naciones Unidas a redoblar los esfuerzos para poner fin a los conflictos en todas sus formas, velando por que las partes enfrentadas respeten el derecho internacional humanitario y haciendo un mejor uso de los mecanismos de alerta temprana existentes.
También destacó la importancia de que las mujeres y las niñas estén en el centro de los esfuerzos de paz.
El debate tuvo lugar tras la publicación del Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias 2023, el cual reveló que 258 millones de personas sufrieron inseguridad alimentaria aguda y necesitaron ayuda alimentaria urgente en 2022, la cifra más alta en los siete años de historia del documento.
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