Como anfitrión del encuentro en Belém, capital del norteño estado de Pará, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, convocó en sus variopintas intervenciones a buscar consenso en torno a una agenda común para poner fin a la deforestación en 2030, política adoptada por su país.
Recordó la urgencia que el agravamiento de la crisis climática impone a los países amazónicos (Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela) y al planeta, y defendió la reanudación y ampliación de la cooperación internacional.
Según Lula, la Cumbre se resumió en tres grandes propósitos, siendo el primero la búsqueda de un desarrollo sostenible e inclusivo en la región, para lo cual es necesario concertar la protección ambiental con la generación de empleos dignos y la defensa de los derechos de quienes viven en la Amazonia (cerca de 50 millones de personas).
Asimismo, el fomento de la ciencia, la tecnología y la innovación; el estímulo a la economía local; el combate al crimen internacional, y la valorización de los pueblos indígenas y comunidades tradicionales y sus conocimientos ancestrales.
El segundo, señaló, sería el fortalecimiento de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), “único bloque del mundo que nació con una misión socioambiental” para garantizar que esta visión de desarrollo sostenible tenga vida larga y amplio alcance.
Un tercer designio, apuntó, implicaría fortalecer el lugar de los países poseedores de bosques tropicales en la agenda global, con temas que van desde el enfrentamiento al cambio climático hasta la reforma del sistema financiero internacional.
Luego de concluir la cita, el mandatario hizo un balance positivo de los intercambios con los asociados latinoamericanos de la OTCA y con las naciones invitadas que poseen bosques tropicales como Indonesia, el Congo y República Democrática del Congo.
Definitivamente, todas acordaron aliarse en una única voz para negociar con mayor representatividad a nivel internacional los compromisos de financiamiento climáticos asumidos por los países ricos, de modo que logren explotar la biodiversidad de los bosques y promover la inclusión social de sus pueblos.
Abogaron por una posición unificada sobre la preservación de la Amazonia para presentarla en la próxima Conferenciade las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP28), a realizarse en noviembre próximo en los Emiratos Árabes Unidos.
Para Lula, negar la crisis climática que el mundo enfrenta es insensato y valorizar al bosque amazónico no es solo mantenerlo en pie, sino darles dignidad a las personas que viven en la región.
(Tomado de Orbe)
Pie de foto: La cita reunió a dignatarios de los países amazónicos en busca de consensos para preservar la mayor selva del mundo.