Un reciente informe de expertos de ONU asegura que la restricción sistemática de los derechos humanos de este sector podría calificarse como «apartheid de género» y persecución, por lo que llama a la comunidad internacional a no quedarse de brazos cruzados.
La condición de las mujeres y las niñas allí es “la peor del mundo” de acuerdo con la relatoría.
Como respuesta, las Naciones Unidas señaló la responsabilidad del gobierno de facto y llamó a restituir garantías que se comprometieron en mantener.
En ese sentido, el titular del organismo multilateral, António Guterres, recordó que el país tiene derecho a un futuro pacífico y el régimen talibán tiene la obligación de garantizarlo.
«No podemos olvidar al pueblo de Afganistán, debemos amplificar sus voces en la lucha por sus derechos a la educación y al trabajo», enfatizó en tanto la vice secretaria general, Amina J. Mohammed.
Los talibanes no han dejado intacto ningún aspecto de la vida de féminas, ninguna libertad, aseguró además Sima Bahous, titular de ONU Mujeres.
Esa entidad llamó a todos los actores a unirse para apoyar a las afganas en todos los sentidos, en particular, para financiar los servicios que necesitan desesperadamente.
Los expertos de ONU solicitaron a la comunidad internacional garantizar que el compromiso político con todos los interlocutores afganos esté centrado en las garantías fundamentales.
Además, demandaron que se conceda el estatuto de refugiadas a todas las afganas por las privaciones a las que son sometidas.
La llegada el poder de los talibanes se tradujo en «una anulación continua, sistemática y escandalosa de multitud de derechos humanos, entre ellos el derecho a la educación, al trabajo y a las libertades de expresión, reunión y asociación”, declararon.
A juicio del enviado especial de las Naciones Unidas para la Educación Global Gordon Brown, el mundo debe escuchar este conmovedor llamado desde el corazón de las jóvenes afganas y movilizarse con renovada fuerza de propósito para condenar la violación de sus derechos.
Ese sector vive en un sistema de segregación y persecución donde, por ejemplo, las niñas están expuestas a castigos como la prohibición de trabajar o acudir a la escuela si tienen más de 10 años en varias provincias del país.
Otros informes encienden las alarmas al describir prácticas como ejecuciones sumarias y actos equivalentes a desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias generalizadas, tortura y malos tratos y desplazamientos.
Con el objetivo de sensibilizar a otros actores civiles y políticos sobre esos riesgos, el fondo de la ONU que garantiza que los niños puedan seguir aprendiendo durante emergencias y crisis prolongadas, Education Cannot Wait, lanzó el martes una campaña para elevar las voces de las jóvenes afganas privadas del acceso a la educación.
Con el slogan #AfghanGirlsVoices (voces de chicas afganas) la iniciativa se extenderá hasta el 18 de septiembre, fecha del inicio de la prohibición oficial de la escuela para las adolescentes.
El proyecto incluye una serie de testimonios inspiradores, desgarradores y decididos de niñas afganas cuyas vidas se han visto alteradas abruptamente por la prohibición de estudiar, liderado por Somaya Faruqi, ex capitana del equipo robótico de estudiantes de ese país.
De acuerdo con los organizadores, el momento de su despliegue elevará las voces de las niñas afganas al escenario mundial, ya que los líderes se reunirán en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, para la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible del 18 al 19 de septiembre.
El gobierno talibán cumplió este martes su segundo año de regreso al poder en ese país del Medio Oriente, tras el retiro de las tropas de Estados Unidos y la OTAN en 2021.
Aunque las propias autoridades lo describen como un «retorno a la seguridad», la sociedad civil y los organismos internacionales reconocen la eliminación de los derechos humanos, especialmente contra las mujeres y las niñas que pagan el precio más alto.
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