De acuerdo con la publicación Nature Genetics, investigadores de las universidades de Laval,Canadá y de Cambridge, Reino Unido, aseguran que el descubrimiento aporta información crucial sobre los mecanismos biológicos que subyacen al desarrollo del cáncer, lo que podría abrir el camino a la aplicación de otros tratamientos.
Con anterioridad, sólo se tenían en cuenta unos pocos genes, como BRCA1, BRCA2 y PALB2, los cuales ofrecen pocos datos sobre el riesgo genético.
El objetivo –en opinión de los expertos- es convertir esta información en una herramienta integral de predicción del peligro de padecer esta dolencia.
«Mejorar el asesoramiento genético de las mujeres de alto riesgo favorecerá la toma de decisiones compartida en relación con las estrategias de reducción del riesgo, el cribado y la determinación de las opciones de tratamiento», subraya el artículo.
La mayoría de las variantes identificadas –cuyos nombres no fueron dados a conocer en su totalidad– son genes poco frecuentes, pero constituyen una amenaza para las mujeres que los portan, por ejemplo el MAP3K1.
En lo adelante –plantean los científicos– hay que estudiar las características de los tumores y comprender cómo se combinan estos efectos genéticos con otros factores del estilo de vida que incrementan el peligro del cáncer de mama.
mem/joe