Detenido desde el 3 de mayo en el Batallón de Policía del Ejército en Brasilia, el teniente coronel Cid resolvió romper el silencio y responsabilizar a su antiguo jefe por el sonado escándalo de las prendas entregadas por el Gobierno de Arabia Saudita, según revela la revista Veja.
Precisa que el edecán admitirá que participó en la venta de las alhajas en Estados Unidos, transfirió clandestinamente el dinero a Brasil y lo entregó en especie a Bolsonaro para no dejar rastros.
De acuerdo con el artículo, Cid asumirá su participación en los delitos y dirá a las autoridades que hizo todo cumpliendo órdenes directas del entonces presidente, quien sería la cabeza del esquema.
En las audiencias, la defensa de Bolsonaro se mantuvo firme en la versión de que jamás el político ultraderechista «se apropió o desvió cualesquiera bienes públicos».
Aún de acuerdo con Veja, la confidencia de Cid, garantizada por su abogado, el criminalista Cezar Bitencourt, pone en jaque esa versión.
Por los pormenores a contar, quedará en evidencia que el exmandatario sabía sobre procedimientos y que algunos adoptados eran totalmente irregulares, incluso, otros criminales como el dinero.
La venta de dos relojes de lujo, un Rolex y un Patek Philippe, rindió 68 mil dólares a la «organización criminal» que, según la Policía Federal (PF), utilizó la estructura del Estado para enriquecimiento ilícito.
Tal fuerza del orden público investiga un supuesto desvío de joyas y otros artículos de lujo para el patrimonio privado de Bolsonaro y el valor obtenido con la venta ilegal de los regalos oficiales puede superar el millón de reales (unos 200 mil dólares).
Formarían parte de la telaraña ilícita el exayudante, su padre, el general de la reserva Mauro César Lourena, el teniente del Ejército Osmar Crivelatti, brazo derecho de Cid, y Frederick Wassef, exabogado de la familia Bolsonaro.
Todos fueron blanco de una operación de la PF, bautizada Lucas 12:2, en referencia al versículo de la Biblia, el cual reza «no hay nada escondido que no venga a ser descubierto, u oculto que no venga a ser conocido».
La acción policial fue cumplida el 11 de agosto, con órdenes de registro autorizadas por el ministro Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal.
Para el magistrado, hay indicios de que la red indebida fue estructurada «por determinación» de Bolsonaro, quien se siente traicionado por su estimado exasistente que lo llamaba tío.
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