“Un policía me puso una pistola Taser en la cabeza y sentí algo caliente en la cara. No es la policía, es la mafia”, afirmó Arwah Sheikh Ali en declaraciones al portal noticioso Ynet.
Ali acudió ayer a la sede del Departamento de Investigaciones Internas de la Policía en Jerusalén para presentar una denuncia contra los uniformados que lo arrestaron la pasada semana por presunto tráfico de drogas en la zona ocupada de esa urbe.
Destacó que los agentes le taparon los ojos y le ataron las manos y los pies antes de marcarle la mejilla izquierda mientras lo arrestaban de forma violenta en su casa frente a su esposa e hijos.
El cuerpo armado señaló que la marca de Ali fue causada por los cordones de la bota de un oficial que fue presionada contra su cara mientras lo sometían.
“Insultaron su honor y le estamparon una estrella de David debajo del ojo con una herramienta afilada. ¿Cómo se hace esto? ¿Cómo pueden los policías hacer eso? Esto es un acto criminal y debe ser llevado ante la justicia”, denunció su abogado en un comunicado.
El incidente no fue solo agresión, sino tortura y un intento de humillación, aseguró el letrado.
Hace unos días, el juez Amir Shaked destacó que los 16 policías que participaron en el arresto no brindaron una explicación de por qué las cámaras corporales estaban apagadas en ese momento.
Este fin de semana el magistrado también magistrado Adi Bar Tal ordenó la liberación del palestino y cuestionó que no fuera examinado por un médico a pesar de un fallo anterior que así lo reclamó.
El comandante de la policía del distrito de Jerusalén, Doron Turgeman, respaldó ayer a los oficiales involucrados.
Este es un intento equivocado de retratar las circunstancias del incidente bajo una luz completamente distorsionada, “confío en los oficiales que estuvieron allí y en su credibilidad”, apuntó.
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