Por Elizabeth Borrego Rodríguez
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Naciones Unidas
Un reciente informe del coordinador especial para el Proceso de Paz en Medio Oriente, Tor Wennesland, aseguró que más de 200 palestinos y una veintena de israelíes murieron en lo que va de año a causa de enfrentamientos.
Esos no solo representan índices superiores a los de todo el 2022, sino que se reportan como los más altos desde 2005.
El Consejo de Seguridad de ONU insistió en la necesidad de «restaurar un horizonte político» para conseguir un camino de diálogo, aunque la mayoría de los expertos y el organismo mundial reconocen la fragilidad de la situación de Palestina.
A esto se suma la falta de fondo de las agencias de Naciones Unidas sobre el terreno, clave para apoyar a los más vulnerables que ven con desesperación su futuro.
ESCALADA EN ASCENSO
El informe presentado por el coordinador especial para el Proceso de Paz en Medio Oriente de ONU, califica de alarmante los niveles cotidianos de actos hostiles reportados a diario en el territorio ocupado.
«La violencia es alimentada y exacerbada por una creciente sensación de desesperación sobre el futuro», aseguró Wennesland.
De acuerdo con el representante, si bien las partes adoptaron medidas para estabilizar la situación sobre el terreno, los pasos unilaterales continúan.
El informe da cuenta de un aumento en las demoliciones de las residencias de palestinos, así como refiere sobre la violencia de los colonos y las operaciones de los israelíes.
Hechos de este tipo fueron denunciados desde la secretaría de la ONU que la pasada semana condenó la demolición de una escuela en Cisjordania unos días antes del inicio del curso escolar.
El organismo multilateral y sus socios evalúan las necesidades urgentes de 60 comunidades de pastores que enfrentan desafíos similares, dijo en conferencia de prensa Stéphane Dujarric, vocero del secretario general de la ONU, António Guterres.
La escuela atendía a alumnos de las pocas familias palestinas que quedaban en la comunidad de pastores de Ein Samiya, tras el desplazamiento de la mayor parte en medio de la violencia de los israelíes y la disminución de las tierras de pastoreo.
Tras el suceso, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia informó que en los últimos 12 meses las autoridades israelíes demolieron tres escuelas en Cisjordania como resultado de lo cual 78 estudiantes se quedaron sin plantel.
Esta situación trae otros riesgos como la ocupación de territorios por grupos armados.
«La falta de avances hacia un horizonte político que aborde los ejes centrales del conflicto ha dejado un vacío peligroso y volátil, ocupado por extremistas de todos lados», apunta el informe.
LAS VÍCTIMAS DEL CAOS
Del 25 de julio al 15 de agosto, las fuerzas ocupantes asesinaron a 16 palestinos, incluidos cinco niños, y causaron heridas a otros 59, entre ellos mujeres.
Las cifras presentadas al Consejo de Seguridad ilustran el riesgo que enfrenta la población civil, en particular grupos más vulnerables como los menores.
Como en meses anteriores, muchas bajas palestinas en Cisjordania ocurrieron en el contexto de operaciones y enfrentamientos en la Zona A, la menor de las tres reconocidas en los acuerdos de Oslo que incluyen a ciudades importantes, campos de refugiados y pueblos palestinos.
Tales índices confirman, a juicio del coordinador especial de ONU, la necesidad de reclamar la máxima moderación del uso la fuerza por Tel Aviv.
«A medida que aumenta la violencia, reitero una vez más que todos los perpetradores deben rendir cuentas y responder a la justicia», recalcó.
Los actos violentos contra los civiles, enfatizó, son inaceptables y deben ser condenados y rechazados.
Por su parte, el representante permanente palestino ante Naciones Unidas, Riyad Mansur, aseguró que el pueblo de Palestina está muy frustrado por la brutalidad de la ocupación israelí.
No podemos aceptar que ese Gobierno impida la paz entre palestinos e israelíes, a la vez que demandó mayor participación de la comunidad internacional para implementar las leyes internacionales, dijo.
NACIONES UNIDAS COMO ACTOR DE PAZ
El agravamiento del conflicto exige cada vez más atención de Naciones Unidas, un influyente actor en el terreno, pero con un presupuesto insuficiente.
Durante el debate en el Consejo de Seguridad -que analizó la cuestión palestina en 15 ocasiones este año- el coordinador especial reconoció esta como otra amenaza para «la difícil situación de los más vulnerables».
La escasez de fondos, agregó, continúa restringiendo la capacidad de las agencias de la ONU para proporcionar servicios cruciales a los palestinos.
Para llegar a fin de año, la Agencia de Naciones Unidas para Refugiados en Palestina (Unrwa, siglas en inglés) necesita 35 millones de dólares con urgencia para restaurar sus operaciones y atender a 1,2 millones de personas en Gaza.
En tanto, el Programa Mundial de Alimentos requiere de 41 millones de dólares para retomar su trabajo en el área.
Es preocupante, adviritó Wennesland, que a más de la mitad de 2023, el llamamiento humanitario para los palestinos solo llega a poco más de 30 por ciento.
Pese a esa situación, Riyad Mansur reconoció el trabajo de la ONU y el multilateralismo como muy significativos para la causa.
Necesitamos extender la discusión con el secretario general en términos de contribuir a proteger al pueblo de Palestina del horror de la guerra.
«Las Naciones Unidas tiene presencia en el terreno y puede ayudar a proveer protección a la población civil. Es algo que necesitamos», subrayó.
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