Por Nicholas Valdes
De la redacción de Asia y Oceanía de Prensa Latina
Todos somos conscientes de las circunstancias difíciles en la región, pero no podemos permitir que esa realidad afecte nuestro arduo trabajo en la cumbre, declaró al respecto el Ministro de Asuntos Exteriores de Indonesia, Retno Marsudi.
Indonesia acogió recientemente la 43ª cumbre de la Asean, en la cual participaron China, Japón, Surcorea, Rusia y Estados Unidos, entre otros, además de los 10 países integrantes del bloque, con el objetivo de reconfigurar la dinámica subregional y garantizar la paz.
La asociación agrupa a Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam.
El presidente indonesio, Joko Widodo, enfatizó en la necesidad de la unión para convertir los desafíos en oportunidades, la competencia en cooperación, el monopolio en inclusión y las diferencias en unidad: Tenemos que lograr que la asean sea el capitán de su propio barco, añadió.
Desde su primera jornada, el evento se enfocó en el multilateralismo y muestra de ello fue el establecimiento de cooperación entre la Asean y otras plataformas como la Asociación de la Cuenca del Océano Índico y el Foro de las Islas del Pacífico.
Como dato destacado, la cumbre de Yakarta presentó una oportunidad única para la interacción de alto nivel entre las tres naciones más poderosas del mundo: China, Estados Unidos y Rusia.
En representación de China asistió el primer ministro, Li Qiang; por Estados Unidos, la
vicepresidenta Kamala Harris; y por Rusia, el ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov.
Qiang advirtió sobre la necesidad de que las superpotencias gestionen sus diferencias para evitar lo que denominó “una nueva Guerra Fría”.
A su momento, Harris anunció la apertura del primer centro Estados Unidos-Asean en Washington, como prueba del creciente interés de la potencia norteamericana en la subregión.
Sin embargo, la segunda de la Casa Blanca dedicó especial énfasis a la alianza entre Washington y Filipinas para garantizar la versión norteña de un Indo-Pacífico “libre, abierto y próspero”, en una clara oposición a la pujanza de Beijing a nivel regional y global.
Otro tema que centró los debates fue la situación en Myanmar, país que ha experimentado una crisis política y un aumento de la violencia desde el golpe militar de 2021, que derrocó al gobierno de Aung San Suu Kyi.
La forma de abordar ese panorama generó divisiones dentro del bloque desde el inicio del golpe, pues Malasia, Filipinas, Vietnam, Singapur e Indonesia condenaron el hecho a través de una resolución de la ONU en 2021 y suspendieron el diálogo con los militares en el poder.
Mientras, otras naciones de la Asean, como Camboya, Brunéi, Laos y Tailandia mantienen una postura más neutral y dialogan tanto con la junta militar como con Aung San Suu Kyi.
En la cumbre, los países miembros del bloque instaron a las fuerzas armadas de Myanmar a reducir la violencia y detener los ataques selectivos contra civiles.
Además, se mencionó que la aproximación de la Asean hacia Naipyidó se basará en un consenso de paz de cinco puntos acordado con la junta en 2021 que, por cierto, aún no se han cumplido.
Otros asuntos espinosos, como las tensiones militares en la península coreana, el conflicto entre Rusia y Ucrania y el siempre recurrente tópico de Taiwán, marcaron la agenda del foro, con marcadas divisiones en cada uno de los debates.
Aun así, el evento se las agenció para cumplir su papel de punto de convergencia, en tanto que, además de la cita central se celebraron con éxito y de manera paralela la 26ª Cumbre de la Asean más Tres, la 18ª Cumbre de Asia Oriental y otras reuniones individuales del bloque con varios países y organizaciones, incluida las Naciones Unidas.
En la clausura de la cumbre, Indonesia entregó la presidencia pro témpore del grupo para 2024 a Laos; cuyo primer ministro, Sonexay Siphandone, se comprometió a implementar las próximas conferencias, promover la conectividad, buscar oportunidades de cooperación y resolver
desafíos en un contexto geopolítico en constante cambio.
El sudeste asiático tiene grandes desafíos por delante para garantizar la paz, la estabilidad y el desarrollo de la región.
Habrá que confiar en que la Asean pueda superar sus diferencias internas históricas para mejorar la capacidad de liderazgo, fortalecer la unidad, promover la transformación digital y la integración económica, así como cambio climático, como lo demandan los tiempos
actuales.
arc/nvo