De acuerdo con un reporte publicado este miércoles en el sitio digital del diario La Repubblica, este impuesto, dirigido a proteger la ciudad, “es una estratagema” para evitar que la Organización de Naciones para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco), incluya a Venecia en la lista negra de sitios patrimoniales en peligro.
Por 24 votos a favor y 12 en contra, el ayuntamiento veneciano aprobó este martes último la disposición sobre el canon de acceso propuesta por el alcalde, Luigi Brugnaro, líder del partido ultraconservador Coraje Italia, que convertirá a esa urbe en la primera en el mundo que cobrará entrada a los visitantes.
La medida comenzará a aplicarse con carácter experimental durante 30 días del primer semestre del próximo año, y prevé el pago de un mínimo de cinco euros para los viajeros que entren en la ciudad, sin intención de pernoctar en la misma, en jornadas de gran afluencia turística.
La aprobación de esa disposición fue vinculada, por los concejales opuestos a la misma, con la celebración de la sesión 45 del Patrimonio Mundial de la Unesco, que se extiende del 10 al 25 de septiembre en Riad, Arabia Saudita, puesdesde mañana hasta el próximo sábado se discutirá el caso Venecia.
Desde hace cinco años se pospuso varias veces la introducción de la norma sobre la tarifa de acceso, destinada a los turistas de un día mayores de 14 años, pero la administración asegura que la próxima primavera entrará realmente en vigor.
Según Brugnaro, con el cobro de esta tarifa, que podría llegar hasta 10 euros, se pretende desalentar al “turismo fugaz”, con la imposición de una multa de hasta 300 euros para los infractores, con el fin de evitar la fuerte congestión en las calles y plazas, con afectaciones para el entorno.
Se eximen de este pago quienes se alojen en hoteles, residentes en la región del Véneto, niños hasta 14 años, participantes en competiciones deportivas, policías de servicio y los cónyuges, parejas o familiares de habitantes de las zonas donde tenga validez la cotización de acceso, entre otras personas.
Desde los primeros momentos se evidenció la impopularidad de esta iniciativa entre un elevado por ciento de la ciudadanía de Venecia e Italia en general, que considera que la misma restringe la libertad de movimiento y podría afectar al turismo, una importante fuente de ingresos en esa localidad.
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