En el 41 aniversario de la masacre, movimientos libaneses y palestinos condenaron el hecho y exigieron que sus autores rindan cuentas, a la luz de los intentos enemigos por destruir la seguridad y la estabilidad en los campamentos.
Al respecto, el Frente de Acción Islámica en Líbano subrayó que el enemigo israelí pretendía con esta matanza desmoralizar y quebrar la voluntad del pueblo palestino y la simpatía de la nación.
En este sentido, apuntó que tal operación criminal contra civiles indefensos, llevada a cabo durante noches y días con toda traición de fuerzas nacionales es considerada una de las más horribles en la historia de la humanidad.
Por su parte, el portavoz del movimiento Hamas, Jihad Taha, afirmó que la pérdida de aquellos mártires en el horrendo crimen constituye un testimonio de la crueldad y el sadismo del ente de Tel Aviv, una entidad usurpadora basada en el terrorismo y el racismo.
Al mismo tiempo, advirtió sobre los esfuerzos para liquidar la causa palestina mediante la desestabilización de las condiciones de los refugiados y la revocación de su derecho a regresar a sus hogares.
En este contexto, el portavoz mediático de la Yihad Islámica, Muhammad Hajj Musa, subrayó la decisión de los palestinos de no perdonar los crímenes israelíes y sus agentes.
Condenó el silencio internacional cómplice y la impunidad de los asesinos durante 41 años, a pesar de la abundancia de pruebas para exponer a los participantes, instigadores y quienes les brindaron apoyo, cobertura, y protección.
En esta línea de pensamiento, señaló que todos los palestinos tienen el deber de preservar los campamentos y enfrentar los planes que los atacan desde el punto de vista de la seguridad, militar y social, lejos de conflictos internos.
A propósito, el vocero del movimiento Fatah, Munther Al-Hayek, calificó la masacre de Sabra y Chatila como crimen completo, llevado a cabo por bandas terroristas cuyo objetivo es poner fin a la presencia palestina, aferrada al derecho a regresar a su tierra.
El 15 de septiembre de 1982, la derecha cristiana libanesa invadió hogares y fusiló a civiles en Sabra y Chatila con el pretexto de atacar a la Organización para la Liberación de Palestina, una jornada después del asesinato del jefe de la milicia falangista Bashir Gemayal.
Las cifras de muertes varían entre mil 700 y tres mil 500, este último dato según la Cruz Roja, luego de tres días de torturas, violaciones y fusilamientos.
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