En una valoración sobre la labor del mandatario salvadoreño, el prelado, constante crítico de la actual administración, valoró el cumplimiento de las promesas del mandatario para resolver los problemas del viaducto Los Chorros, vía obligada de conexión con el occidente del país.
Al comenzar su mandato, Bukele criticó duramente a sus antecesores por no asegurar esa vital vía de comunicación con el occidente del país y enseguida prometió que él lo haría. Más de cuatro años después, Los Chorros son todavía lugar de deslizamiento de tierra, piedras y árboles, dijo.
Puntualizó que el conformismo gubernamental (ante la falta de solución) es simple impotencia. La solución prometida aún permanece en el papel, como otras promesas de resolver los problemas del agua, aseveró.
También el sacerdote se refirió a que los escenarios deportivos de los juegos regionales recién pasados no estuvieron terminados para la inauguración.
“Algunos todavía no han sido concluidos, mientras que, dos meses después de la competencia, la Universidad de El Salvador aguarda la devolución de sus instalaciones”, añadió.
Aseveró Cardenal que “la educación no es una prioridad para Bukele, a pesar de haber prometido universalizarla».
«Más de cuatro años después, casi la mitad de la población nacida en 2001 no terminó la educación secundaria y quienes la concluyeron tienen deficiencias notables en las áreas básicas del conocimiento. Nada extraño, dado que el presupuesto para educación tiende a la baja”, agregó.
Opinó que el presidente quita la mirada a estos problemas y la pone, por ejemplo, en el litoral del país “donde ha creado un costoso centro turístico con menoscabo de zonas protegidas para el disfrute de privilegiados con dinero de sobra”.
Asimismo, agregó, pagó millones de dólares por un concurso de belleza y acondiciona escenarios y remodela parques y plazas, remodeladas no hace mucho, para que las mises desfilen.
También, apuntó, comprometió 500 millones de dólares con un gigante digital para informatizar el Estado, a pesar de que existen alternativas mucho más baratas y probadas. Sin embargo, la fotografía con los representantes de la multinacional, los surfistas y los turistas, y las mises vale mucho más.
Bukele hizo del país un escaparate (vitrina), donde exhibe un país exitoso, que provoca admiración, incluso envidia, en las redes digitales. Detrás de su cuidada exhibición, sin embargo, esconde un país muy vulnerable y una sociedad empobrecida, desempleada, deseosa de emigrar y amante de la violencia, concluyó.
jcm/lb