La expulsión masiva está ligada a una campaña de represión de las autoridades contra los súbditos naturales de Estados al sur del gran desierto africano que toman a Túnez como escala intermedia en su arriesgado y en ocasiones letal propósito de llegar a costas europeas.
Los indocumentado fueron dispersados en pequeños grupos y obligados a retirase hacia pequeños poblados rurales, según afirmaciones de una organización no gubernamental.
Este pequeño país del norte africano es escenario de una confrontación entre los migrantes y el gobierno desde febrero pasado cuando el presidente Kais Saied acusó a los indocumentados de provocar una ola de criminalidad y de querer cambiar la identidad étnica árabe de Túnez.
El tema provocó la semana pasada una colisión que interrumpió la luna de miel iniciada en julio pasado cuando la Unión Europea y Túnez firmaron un acuerdo para evitar el flujo de indocumentados hacia el viejo continente a cambio de una ayuda cifrada en “cientos de millones de euros”.
Todo apunta a que el anunciado propósito de una delegación del Parlamento Europeo: “entender mejor la presente situación política y comprender el acuerdo” resultó urticante para las autoridades tunecinas.
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