Científicos de la Universidad de Manitoba en Canadá investigan las causas detrás de esta acelerada disminución, pero el estudio de las tendencias en esa región ha sido históricamente desafiante.
Los expertos advierten que una Antártida inestable podría tener consecuencias de gran alcance, ya que su extensión de hielo regula la temperatura del planeta, por lo que sin su presencia podría dejar de actuar como un refrigerador y convertirse en un radiador con efectos significativos.
Actualmente, el hielo flotante en el océano Antártico abarca menos de 17 millones de kilómetros cuadrados, es decir, 1.5 millones de kilómetros cuadrados menos que el promedio de septiembre y mucho menos que los mínimos históricos del invierno anterior. Esta área sin hielo es aproximadamente cinco veces el tamaño de las Islas Británicas.
En opinión de los especialistas el bajo nivel de hielo marino es una medida crítica a la que se debe prestar atención en un año en el que se han batido récords mundiales de calor y temperatura de los océanos, por lo que estiman que el hielo no se recuperará en gran medida.
También advirtieron sobre el riesgo de que la delgada capa de hielo se rompa y se desplace mar adentro, con lo cual se perdería la protección que ese ejerce sobre el hielo terrestre y el calentamiento del océano.
La doctora Caroline Holmes, del Servicio Antártico Británico, explicó que la reducción del hielo marino puede desencadenar un ciclo de retroalimentación de derretimiento a medida que avanza el verano.
Tales cambios alterarán el papel de la Antártida como regulador de las temperaturas globales y contribuirá a un aumento del calor en el planeta, aseguró.
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