El fenómeno es una supuesta manifestación de duelo tras la muerte, por lo general de manera violenta, de un jefe local o algún miembro de su familia acompañado de fuegos artificiales, disparos al aire, disturbios y otros actos que pueden paralizar un barrio entero.
De acuerdo con investigadores, este tipo de acciones, que suelen durar varios días, comenzaron a enraizarse alrededor del año 2000 y tienen como objetivo hacer una demostración de fuerza a bandas rivales o, más recientemente, provocar a las autoridades.
Una derivación fue erigir mausoleos, presuntamente en honor al delincuente fallecido, en parques, terrenos o lugares públicos, los cuales terminan convertidos en centros de distribución de drogas y otros delitos.
En algunas comunas el riesgo asociado a los narco- funerales lleva a paralizar las clases con el propósito de garantizar la seguridad de alumnos y maestros.
Durante la presentación del proyecto de ley el presidente Boric aseguró que su Gobierno no permitirá la naturalización del narcotráfico y su inserción en la vida cotidiana.
“No es aceptable que una ceremonia fúnebre se traduzca en balazos, fuegos artificiales, desórdenes e incivilidades”, aseguró el mandatario, y se pronunció contra la paralización de la vida cotidiana, la suspensión de clases o el cierre de calles al tránsito normal.
La iniciativa legal incluye que las ceremonias se realicen exclusivamente en las instalaciones del cementerio o crematorio, con asistencia restringida y dentro de un plazo máximo de 24 horas tras ocurrir el deceso.
Además, el despliegue policial dependerá, en todo caso, de una evaluación hecha por el Cuerpo de Carabineros.
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