De acuerdo con un reporte publicado este lunes en el sitio digital informativo DDAY.it, especializado en alta tecnología, para compensar esa caída Italia quemó más petróleo y, sobre todo, más carbón, una de las últimas fuentes fósiles más contaminantes, la cual aumentó su cuota 4,4 por ciento en un año.
El uso de gas bajó sólo en 1,0 por ciento en ese período, pese a que se habla continuamente de transición energética y descarbonización, y el sistema energético italiano no parece capaz de girar en la dirección correcta, aun cuando se registró un repunte en el desarrollo y empleo de las fuentes fotovoltaicas, destacó el análisis.
La generación de energía fotovoltaica elevó el pasado año en 12 por ciento anual su participación en el total energético nacional, y aumentó su aporte en 3 teravatios-hora (TWh), pero la fuente renovable por excelencia, las centrales hidroeléctricas, redujeron en 17 TWh su producción, según informó la Gerencia de Servicios Energéticos (GSE).
La principal razón de este colapso fue la fuerte sequía que afectó al norte de esta nación europea en 2022, y que se mantuvo durante el primer semestre de 2023, señaló ese estudio.
De acuerdo con el análisis de la GSE, sociedad propiedad del Ministerio de Economía y Finanzas, responsable de la promoción y el desarrollo de las fuentes renovables y la eficiencia energética, también se produjo un descenso de 2 por ciento en la producción eólica y de 1,6 puntos porcentuales en la bioenergética.
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