Esa decisión se tomó en estrecha coordinación con las naciones anfitrionas y con el objetivo claro de preservar la capacidad de cumplir con nuestros compromisos de seguridad, agregó McNulty en un comunicado divulgado este viernes.
Añadió que conservarán flexibilidad para volver a esa región rápidamente si la situación lo requiere.
De acuerdo con la vocera, por respeto a los aliados y por cuestiones de seguridad operativa, no divulgarán las ubicaciones, disposiciones o plazos.
No obstante, el diario Wall Street Journal asegura que se trata del repliegue de ocho baterías de antimisiles Patriot de Iraq, Kuwait, Jordania y Arabia Saudita, así como otro sistema antiaéreo conocido como THAAD de Arabia Saudita y cientos de soldados estadounidenses dedicados a controlar esos artefactos.
El medio refirió que esa operación comenzó tras una llamada telefónica el pasado 2 de junio entre el secretario de Defensa, Lloyd Austin, y el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, en cuyo país se encuentran la mayoría de los recursos salientes.
El alejamiento de Medio Oriente se produce mientras la administración del presidente Joe Biden busca reorientar las fuerzas armadas hacia China y Rusia a diferencia de su predecesor, Donald Trump, quien desplegó efectivos en el área para su campaña de máxima presión contra Irán, comentó el rotativo The Hill.
Además, tiene lugar cuando los soldados de Washington abandonan por completo Afganistán luego de dos décadas de conflicto sin conseguir sus objetivos de eliminar al movimiento talibán ni lograr la estabilidad.
Los republicanos criticaron rápidamente la medida en sus redes sociales, ejemplo de ello fue la publicación del senador Ted Cruz, quien consideró la decisión como un regalo a Irán para dominar la región.
Ante esas preocupaciones, McNulty aseguró que el Departamento de Defensa mantiene aún decenas de miles de fuerzas en el Medio Oriente, que representan algunas de las capacidades marítimas y de poder aéreo más avanzadas en apoyo de los intereses nacionales de Estados Unidos.
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