Durante un encuentro con la Coordinadora Especial de las Naciones Unidas aquí, Joanna Wronecka, el titular explicó los desafíos que requieren asegurar la financiación a tiempo y las necesidades de los docentes para llegar a las escuelas y permitirles una vida decente con el mínimo aceptable.
En este sentido, la autoridad libanesa confirmó la demora en la ayuda acordada por los donantes para el curso escolar.
Al plantear la cuestión del aumento del número de estudiantes desplazados, Halabi expresó temor a una disminución en los alumnos de escuelas secundarias públicas debido a la experiencia del pasado año académico, que fue testigo de huelgas y cierres forzosos.
El directivo destacó la necesidad de que los socios internacionales trabajen de acuerdo con el plan del ministerio y señaló entre las urgencias del año lectivo la impresión del libro de texto nacional.
Por su parte, Wronecka reafirmó el compromiso del organismo multilateral para abordar los desafíos educativos y buscar soluciones sostenibles para profesores y estudiantes en Líbano.
La Coordinadora Especial enfatizó en la reunión con el ministro Halabi que la educación es clave para la estabilidad y la promoción de la paz.
Según cifras de Unicef, el año escolar 2022-2023 estuvo marcado por interrupciones del aprendizaje durante más de dos meses que afectaron a más de 450 mil niños, de jardín de infantes a duodécimo grado.
Por tal motivo, la agencia de Naciones Unidas exigió al gobierno de Líbano priorizar la movilización de recursos presupuestarios para la educación con el objetivo de garantizar que las escuelas públicas estén abiertas en octubre.
En las jornadas de protestas, los docentes reclamaron mejores salarios, subsidio de transporte y prestaciones sociales, en medio de la devaluación sin precedente de la moneda nacional, la alta demanda del dólar estadunidense y la disminución del poder adquisitivo.
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