Entre los miles que abandonaron sus puestos la mañana de este miércoles en un esfuerzo por aumentar la presión sobre el empleador para solucionar la escasez de personal que se intensificó desde el inicio de la pandemia de la Covid-19 hay enfermeros, técnicos de departamentos de emergencia, farmacéuticos y muchos más.
La escasez de personal condujo a una crisis que derivó en duras condiciones laborales que hacen cada vez más difícil retener a los empleados de Kaiser, al mismo tiempo que provoca un deterioro en la calidad de la atención a sus pacientes.
«Los trabajadores de la salud eligen esta profesión porque les apasiona. Es una vocación», dijo Caroline Lucas, directora ejecutiva de la Coalición de Sindicatos de Kaiser Permanente, citada por NPR, servicio de radiodifusión pública.
Pero “la gente no se siente cómoda en trabajos en los que no sienten que pueden brindar la mejor atención posible al paciente», subrayó.
Los sindicatos alegan que Kaiser ha incurrido en prácticas laborales injustas al negarse a negociar de buena fe para resolver la crisis de personal.
La huelga, que arrancó en California, Colorado, el estado de Washington, Oregón, Virginia y en Washington, D.C., la capital del país, se mantendrá durante los próximos tres días.
Kaiser, con sede en Oakland, California, es uno de los proveedores de atención médica sin fines de lucro más grandes de Estados Unidos y atiende a casi 13 millones de pacientes.
Este es el último grupo de trabajadores cruciales en huelga a causa de demandas por mejores condiciones laborales y salarios en lo que va de este año tras la huelga de los escritores de Hollywood, la de actores también en la principal industria del entretenimiento de Estados Unidos y el actual paro en United Auto Workers, de la industria automotriz, entre otras.
Cuando el pasado 14 de septiembre se unieron a una huelga los afiliados del UAW, la página digital Common Dreams advirtió que el país entraba en su nivel más alto de trabajadores en paro desde 1983.
Algunas encuestas revelaron que el apoyo público a los sindicatos está en su nivel más alto en casi 60 años.
Tal incremento, apuntó la publicación, indica un cambio social significativo y un despertar a la realidad de las condiciones laborales en una economía del siglo XXI que a menudo prioriza las ganancias sobre las personas.
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