En un artículo publicado por El Periódico de Panamá, la también coordinadora del capítulo de solidaridad con Cuba en la región de Azuero subrayó que, incluso después de muerto, la mirada desafiante del Che lo inmortalizó como el símbolo de la Rebeldía.
El Che, educado en un ambiente ilustrado, progresista y liberal, describe, pudo ver la pobreza extrema y las injusticias sociales que sufría el continente, lo cual fortaleció en él un espíritu solidario y de lucha, pero sobre todo la firme convicción de que para enfrentar al capitalismo era necesaria la unidad de América Latina.
Para Panezo, en la región se vive una elevada desigualdad social y pobreza que afecta más a las mujeres, indígenas y afrodescendientes, situación agravada por la Covid-19 y en medio de una permanente intromisión de Washington en los asuntos internos de cada país.
En ese entorno, la pedagoga estima que hacen falta más Che Guevara y líderes como Fidel Castro, símbolos de la Revolución triunfante en 1959, cuya vida y obra inspiran en las nuevas luchas como el rechazo al bloqueo de Estados Unidos y el reclamo para que la Casa Blanca saque a Cuba de una espuria lista de naciones patrocinadoras del terrorismo.
Además, resaltó históricas lecciones que cobran mayor fuerza, entre ellas la necesidad de formar a las nuevas generaciones en valores como la solidaridad, la sensibilidad ante los problemas de los demás, la valentía y la fidelidad a las ideas.
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