Para Germán Silveira, Danilo Urbanivicius y Diego Gómez el objetivo de la investigación previa plasmada en el volumen fue conocer las razones por las cuales el público se acercó a esa manifestación danzaría y lo convirtió en una práctica cultural acentuada.
Los capítulos que integran el libro repasan la rica historia del ballet en Uruguay y las transformaciones contemporáneas que lo posicionaron entre las representaciones escénicas de más atracción.
En el abordaje metodológico se recurrió en años previos a la pandemia, a encuestas representativas de espectadores por edades, sexo, barrio de residencia, educación profesión, desde cuando asisten a las funciones, con qué frecuencia y la valoración de los espectáculos de la compañía insignia Sodre.
Con el criterio de ‘darle voz al público’, sus autores organizaron grupos de discusión con los denominados auditorios históricos y aquellos que comenzaron a asistir al Ballet Nacional del Sodre a partir de su refundación en 2010, bajo la dirección del conocido bailarín argentino Julio Bocca.
Según los resultados, los espectadores menores de 30 años representan casi el 25 por ciento; el segmento de 30 a 49 el 35 por ciento y los asistentes de 50 a 69 años un poco más del 30 por ciento; mientras que de 70 años en adelante concentraron el 10 por ciento del público.
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