El Gobierno de Benjamin Netanyahu lanzó la ofensiva luego de que el movimiento Hamas atacara el sábado último el territorio israelí, en el marco de un conflicto extendido por más de 75 años a partir de la ocupación y violencia sistemáticas ejercidas por Tel Aviv hacia el pueblo palestino.
Prensa Latina transmite las declaraciones ofrecidas por Shahd Albanna a los periodistas brasileños Diana Emidio y Lucas Siqueira, quienes se encuentran en la Franja para difundir lo que allí acontece.
“Mi nombre es Shahd, soy brasileña y vivo aquí en la Franja de Gaza. El edificio frente a mí tenía tres pisos de altura y ahora solo quedan escombros. Ayer atacaron este edificio. Desde la ventana de la casa donde estoy veo los ataques, y al fondo hay mucho humo.
Tengo un paño en la boca por el gas fósforo, es muy difícil respirar. Estoy en la casa de mi tía, salimos de la nuestra hace cuatro días porque fue atacada y tuvimos que huir. Estoy en una habitación con más de 20 personas y llevamos días sin luz y sin agua.
Estoy hablando con mis amigos aquí y también perdí a una amiga. Ella falleció esta tarde. El cielo está rojo, la casa está llena de humo, lo que dificulta la respiración. Queríamos salir de casa, pero lamentablemente no tenemos adónde ir. Tenemos miedo de ir a la escuela y ser blanco de un ataque.
La gente de Gaza está pasando por una situación terrible. Muchos lugares son atacados sin previo aviso, y también se ataca a civiles inocentes sin previo aviso. Ellos no tienen la culpa, no hicieron nada para ser atacados y están muriendo así.
Muchos niños y mujeres están sufriendo. No hay un lugar seguro al que ir, ni agua, ni electricidad, ni refugio. Además, están utilizando armas prohibidas internacionalmente para cometer genocidio. El mundo puede pensar que la resistencia son terroristas, pero la realidad es que son un ejército que defiende su hogar y su tierra.
Las personas que viven aquí en Gaza no son terroristas, por el amor de Dios, somos seres humanos normales. Solía vivir en Brasil, también soy una brasileña común y corriente. Estos días me están desesperando y nadie me controla, ni Hamás ni nadie más. ¡Es en serio!
Es bueno saber al menos que ahora alguien cree en nosotros. Me voy a despedir por ahora, ya que mi celular solo tiene un 3 por ciento de batería. Si sobrevivo, podremos volver a hablar, y si logro regresar algún día a Brasil, espero conocerte”.
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