Ese hecho marca la trayectoria política y social de Ecuador y un denominador común: la represión del Estado ecuatoriano, utilizada para aplacar las exigencias ciudadanas durante las protestas sociales, manifestó la Inredh en un comunicado.
La acción violenta de las autoridades contra los manifestantes dejó como resultado la muerte de Edison Mosquera, Silvia Mera, José Chaluisa, Marco Oto, Segundo Inocencio Tucumbi, Gabriel Angulo, Abelardo Vega, Raúl Chilpe y Edgar Yucailla.
A ellos se sumaron otras seis víctimas mortales durante otro histórico paro contra las acciones, también de corte neoliberal, del actual gobernante, Guillermo Lasso, en junio de 2022.
Bajo contextos de represión policial o militar, es imperante recordar que varias personas perdieron sus vidas a causa del ataque de armas que han sido catalogadas como “no letales”, pero en la práctica causaron la muerte, sin contar aquellos con heridas o que perdieron sus ojos, precisó la Inredh.
De acuerdo con registros de la Defensoría del Pueblo de Ecuador, mil 340 personas resultaron heridas durante el paro nacional de 2019, mientras que la Alianza por los Derechos Humanos de Ecuador registró 318 en 2022.
Desde la Fundación Inredh, exigen verdad, justicia y memoria, para que esos casos no queden en la impunidad y reclaman al Estado ecuatoriano el reconocimiento de su responsabilidad por las graves violaciones a los derechos humanos producidas en estos contextos de protestas sociales.
Asimismo, solicitaron medidas de no repetición “que permitan levantar la memoria de las personas asesinadas por la represión estatal y que sus nombres sean recordados como luchadores por una vida digna, en todo el amplio sentido de la dignidad humana”.
Hace cuatro años miles de ecuatorianos salieron a las calles luego de que Moreno decretara unas series de medidas, como la eliminación de subsidios a los combustibles y la liberación de precios del diésel y gasolinas, así como vulneración a los derechos de los trabajadores públicos.
Balas de goma, gases lacrimógenos lanzados a escasos metros de la multitud y hasta efectivos a caballo y tanques fueron utilizados para frenar a un pueblo que ejercía su derecho a la protesta, cansado de ser desoído por sus autoridades.
Los levantamientos fueron protagonizados por el movimiento indígena y respaldado por otros sectores sociales, como trabajadores y estudiantes universitarios.
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