Sobre ese y otros temas, Prensa Latina dialogó con el ingeniero Stefano Ciafani, presidente nacional de la organización ambientalista, para quien la vigesimosexta Conferencia de las Partes (COP26) sobre cambio climático, prevista en noviembre próximo en Glasgow, Escocia, puede ser la ‘del giro’ y la transformación.
Heredera de los primeros grupos ecológicos y movimientos antinucleares en Italia y el mundo occidental en la segunda mitad de la década de 1970, nació la agrupación en 1980, primero como parte de la Asociación de Servicios Civiles,
De ella se independizó, entonces como Liga por el Medio Ambiente, y en 1992 su IV Congreso Nacional la bautizó Legambiente.
Devenida una de las asociaciones ambientalistas más extendidas en Europa, tiene más de 115 mil miembros y simpatizantes; unos mil grupos locales, y programas de educación ambiental, con más de tres mil jóvenes que cada año desarrollan labores voluntarias en beneficio del ambiente.
Recordó que ya en 1990 ese ente realizó en Italia la recogida de firmas ‘Detengamos la fiebre del planeta’, para pedir al gobierno la adopción de políticas energéticas capaces de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), dos años antes de la conferencia sobre desarrollo sostenible de Río de Janeiro.
En los últimos años, debido al protocolo de Kyoto primero y al Acuerdo de París después, la comunidad internacional entendió la urgencia de intervenir, explicó Ciafani y precisó que a partir de ahí la atención de ese ente se centró en Italia, para explicar al pueblo ‘cuánto el cambio climático incide sobre nuestro territorio’.
Para el ingeniero ambientalista siempre es poco cuanto pueda hacerse con vistas a crear conciencia sobre ese fenómeno, sus manifestaciones y efectos y en tal sentido explicó que no sólo se derrite el Polo Norte, ni tampoco ocurren los eventos extremos únicamente donde existen huracanes y tifones.
Los glaciares en los Alpes y en los Montes Apeninos también se están derritiendo, alertó, al tiempo que comienzan a producirse huracanes en el mar Mediterráneo, al igual que acontecimientos extremos, como olas de calor y aluviones.
En tal sentido relacionó que ello hace tenga una significación especial para este país compartir con el Reino Unido la presidencia de la COP26 y explicó que habrá un encuentro preparatorio, del 30 de septiembre al 2 de octubre en la ciudad de Milán.
Esa ciudad industrial del norte de Italia, acogerá además, del 28 al 30 de septiembre, el evento ‘Youth4Climate: DrivingAmbition’, una suerte de conferencia juvenil de las partes.
Ciafani destacó la necesidad de crear conciencia de la urgencia de intervenir, y recordó que el año pasado esa asociación realizó un monitoreo de los glaciares de los Alpes, ‘solicitamos al Comité Geológico Italiano medir cuánto disminuyeron los glaciales’.
Ello fue acompañado de iniciativas territoriales como impulsar las fuentes limpias de energía, garantizar la reducción del uso de los combustibles fósiles en la construcción inmobiliaria, en la producción de electricidad, en la industria y la agricultura.
Detalló que Italia es la segunda potencia manufacturera de Europa y por tanto debe hacer una contribución concreta para reducir los GEI ‘como nos pide Europa con el Green Deal, y también el Planeta, pues crece la temperatura media terrestre y también la concentración de CO2’.
A su juicio, el Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia elaborado por el gobierno, el cual será financiado con préstamos y donaciones europeas, es seguramente mejor que el escrito por el ejecutivo precedente, pero no responde aún a la urgencia que impone el Planeta.
Aunque prevé, apuntó, recursos sobre las fuentes renovables, la energía eólica, el uso de energía voltaica en la agricultura, automóviles eléctricos y otras acciones para reducir las emisiones en la industria, ‘en nuestra opinión no son acciones orgánicas, en algunos casos son demasiado tímidas’.
Nosotros debemos, añadió, andar a una velocidad 10 veces mayor que ahora y advirtió que la asistencia financiera regional es una oportunidad que ‘no debemos desperdiciar’ y, al mismo tiempo, ser más valientes.
Ese, dijo, ‘es un reto que debemos asumir si de verdad queremos construir un programa para las próximas generaciones», y aseguró que Legambiente ‘continuará presionando sobre el gobierno italiano y Europa para hacer más ambicioso el plan’.
Ciafani reconoció la postura del gobierno del primer ministro Mario Draghi, quien, sin ser un ambientalista ni un conocedor de esos temas, expuso en el plan las amenazas del cambio climático para Italia e incluso fue él quien creó el Ministerio de Transición Ecológica, que abarca las políticas ambiental y energética.
Sin embargo, valoró la importancia de ‘simplificar los procedimientos, aumentar los recursos económicos para esas inversiones limpias y que sean implementadas a la mayor brevedad posible’.
Debemos, precisó, utilizar en los próximos años todos los fondos europeos, para convertir a Italia en un país más verde, innovador e inclusivo. Ese es nuestro deseo. Esperamos que el gobierno Draghi pueda imprimir esa necesaria aceleración que hasta ahora no hemos visto’.
Valoró que a nivel mundial, en los últimos años, después del Acuerdo de París, hubo una serie de conferencias que ‘lamentablemente no respetaron el resultado firmado hace seis años en la capital francesa’.
Tampoco, a su modo de ver existían siquiera las condiciones políticas y mencionó entre ellas la existencia en Estados Unidos de un presidente federal ‘que era absolutamente un negacionista respecto a la crisis climática, que apostó más a las fuentes fósiles de energía que a las limpias’.
Sin embargo, reconoció también que en estos últimos años existe un nuevo protagonismo de Europa, con la Comisión Europea presidida por Ursula Von der Leyen, quien lanzó el Green Deal, además aprecia la postura de China con su programa para descarbonizar su economía antes de 2060.
Para Ciafani, con todo ello, además del cambio de gobierno en Estados Unidos y el regreso de ese país al Acuerdo de París, es plausible que en Glasgow surja un acuerdo capaz de abarcar a todos los países industrializados, con economías emergentes y en vías de desarrollo, para limitar el aumento de la temperatura a un grado y medio.
El Acuerdo de París, reconoció el principal responsable de Legambiente, fue un pacto sólido, pero insuficiente, y consideró que en la COP26 se pueda firmar una decisión muy importante como piden los jóvenes en todo el mundo con el Movimiento Viernes por el Futuro quienes recuerdan que no existe un planeta de repuesto.
La crisis climática avanza en todo el mundo, por tanto, todas las naciones están llamadas a hacer su contribución para reducir las GEI, como también todos los ciudadanos deben ser cada vez más conscientes de que deben, por una parte, variar estilos de vida y por otra, pedir a quienes gobiernan en sus países cambiar la política.
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