En el debate del borrador de la propuesta, la representante de Sudáfrica mencionó que no basta con las leyes, es necesario mejorar las condiciones de vida de las poblaciones y crear capacidades en los individuos y la sociedad para que se mantengan vigilantes y participen en la prevención de este tipo de crímenes.
De igual forma, la parlamentaria de Kenya aludió a que en el fondo de estos múltiples abusos o delitos que se cometen contra los niños, como son el trabajo forzado y la violencia sexual, subyacen las desigualdades y la pobreza, que coloca a las personas en situaciones de vulnerabilidad.
Sobre el particular un representante de Tailandia dijo que es imprescindible ir a las causas, a las raíces de la trata en niños, entre las cuales se encuentran la pobreza, los conflictos armados y otras situaciones como las consecuencias del cambio climático.
Valoró que para un mejor trabajo deben tomarse acuerdos multilaterales, que tengan un alcance global, y esforzarse por apoyar políticas sociales que traten de evitar que los niños lleguen a la institucionalización.
Parlamentarios Siria e Indonesia hicieron referencia a cómo los conflictos armados dejan en situación de vulnerabilidad a los niños, pues la muerte ocasiona numerosos huérfanos.
Debe haber sanciones para quienes cometen ese tipo de crímenes, subrayó el sirio, mientras el indonesio dijo que el mundo tiene que parar el bombardeo criminal de Israel a la población palestina.
Denunció que Tel Aviv usa a los niños palestinos para trabajos forzados, y se preguntó qué futuro aguarda a esos infantes tras la destrucción y la muerte que se vive en la Franja de Gaza.
El representante de Chile igualmente llamó la atención sobre las migraciones irregulares, las cuales ocultan el fenómeno del tráfico de personas en general y de menores en particular.
Los parlamentarios se pronunciaron a favor de un seguimiento más estricto de los fondos donados a instituciones de acogida, para evitar que lleguen a lugares donde ocurren este tipo de delitos.
Según estimados presentados en la sesión de debate, alrededor de ocho millones de menores en todo el mundo viven en instituciones, incluidas aquellas llamadas orfanatos, que no pueden suplir todas sus necesidades ni siempre protegen sus derechos.
Además, aproximadamente un 80 por ciento de ellos no son realmente huérfanos, sino que tienen al menos uno de sus padres.
El borrador de la resolución llama a los parlamentos a tomar todas las acciones necesarias para reformar las leyes nacionales, de manera que prevengan el tráfico dentro de los orfanatos, pues no todos los Estados tienen el necesario marco legal para combatirlo, el presupuesto o la experiencia técnica y los recursos humanos para enfrentar el problema.
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