Un informe publicado este martes en el diario Il Messaggero, sobre la base de datos aportados por fuentes del Ministerio del Interior, refiere que en su mayoría los extranjeros que fueron deportados por razones de seguridad llegaron al país por la ruta del Mediterráneo central, que este verano puso en crisis el sistema migratorio italiano.
Del total de repatriados en los primeros 10 meses de este año 36 son tunecinos, para un 64 por ciento del total, mientras que los marroquíes ocupan el segundo puesto entre los indeseables por supuesta afiliación terrorista, con ocho expulsados, precisa la fuente.
En el listado se encuentran además albaneses, argelinos, afganos, gambianos, ghaneses, kosovares, macedonios del Norte, nigerianos, pakistaníes y senegaleses, añade la nota.
Entre los casos de mayor relevancia está el de Arxhend Bekaj, un kosovar de veintisiete años, partidario del EI, quien en 2016 planeó un atentado explosivo en el Puente de Rialto, en la ciudad de Venecia.
Se señala en el informe que muchos delincuentes comunes, tras permanecer en prisión durante meses o años, se afilian en la cárcel a células yihadistas islámicas y tras su liberación pasan a integrar las mismas.
La escalada en el conflicto entre Israel y Palestina a inicios de octubre, y posteriores acciones de tipo terrorista en Francia y Bélgica, llevaron al gobierno italiano a elevar el nivel de alerta.
El pasado 17 de octubre las fuerzas de seguridad apresaron a dos hombres de origen egipcio, de entre 40 y 50 años, uno de ellos ciudadano italiano, vinculados al EI, los cuales eran muy activos en propaganda digital y proselitismo a favor de esa organización extremista.
El 21 de octubre se decidió suspender la aplicación del tratado Schengen con Eslovenia y reiniciar los controles en las fronteras con esa nación debido al aumento en el nivel de amenaza de acciones violentas dentro de la Unión Europea, según un comunicado oficial.
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