A juicio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se trata de un argumento convincente en materia de inversión social e igualdad de género, avalado por un nuevo estudio que contempló a 82 países.
Los resultados de la investigación invitan a transformar políticas públicas en aras de ofrecer atención infantil continua a los padres, desde el nacimiento de sus hijos hasta el inicio de la educación primaria obligatoria.
Dichas inversiones ayudarían, además, a reducir las desigualdades de género y de otro tipo, así como a generar empleos decentes, mejorar la salud y el bienestar, señaló el informe.
De acuerdo con los cálculos, la brecha mundial de género en los ingresos mensuales podría bajar del 20,1 por ciento en 2019 al ocho por ciento en 2035, y aumentar el empleo global de las mujeres a un promedio de 56,5 puntos porcentuales en 2035, frente al 46,2 por ciento de 2019.
Las erogaciones recomendadas tienen el potencial de crear alrededor de 300 millones de puestos de trabajo para 2035, incluidos 96 millones de empleos directos en el cuidado de niños y 1,36 millones de plazas directas en cuidados de larga duración, abundó la fuente.
Asimismo, podrían propiciar la creación de 67 millones de ocupaciones indirectas en sectores no relacionados con los cuidados.
Proporcionar servicios de guardería universales, con personal formado y valorado en la educación de la primera infancia, requeriría un gasto adicional equivalente al 1,5 por ciento del PIB mundial, además del gasto público actual del 0,3 por ciento del PIB mundial, señaló el análisis.
Actualmente el permiso de maternidad, paternidad y parental combinado del que disponen los hogares es de 6,1 meses como media internacional, mientras la edad media de inicio de la atención y educación gratuita y universal de la primera infancia es de 4,7 años.
Por tanto, señaló la OIT, la brecha afecta al 90 por ciento de los padres reales y potenciales (casi tres mil 500 millones de personas) en todo el orbe.
Las insuficiencias en las políticas de atención a la infancia crean una importante barrera estructural tanto para las mujeres como para los hombres, aunque ellas tienden a verse más afectadas.
Se estima que el 84 por ciento del empleo neto total creado por la eliminación de la brecha política iría a parar a las mujeres, ya que éstas cambiarían el trabajo de cuidados no remunerado por un empleo remunerado y formal, argumentó la agencia de Naciones Unidas.
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