Card, de 40 años, presentaba una aparente herida autoinfligida en la cabeza provocada con un arma de fuego, según las autoridades.
En una conferencia de prensa nocturna, la gobernadora de Maine, Janet Mills, confirmó: «Robert Card está muerto».
Dijo que la comunidad suspirará aliviada al saber que ese sujeto «ya no es una amenaza para nadie”.
«Ahora es el momento de sanar», expresó la la gobernadora al señalar que “esta noche la ciudad de Lewiston y el estado de Maine comienzan a avanzar en un largo camino hacia la curación.
“Sanaremos juntos”, subrayó Mills, quien comentó que ya el presidente y los congresistas del estado fueron informados.
Desde el doble tiroteo masivo del miércoles, que provocó 18 víctimas fatales y 13 heridos, la Policía desató una cacería sin tregua contra el sospechoso en la que empleó cientos de efectivos, perros, drones, helicópteros y otros medios.
Sin embargo Card, un experto en armas de fuego, reservista del Ejército de Estados Unidos y experimentado cazador de ciervos, logró evadirse dentro de la zona boscosa de Maine, en el noreste del país.
Horas antes del desenlace, las autoridades encontraron una nota de Card en la cual indicaba que para el momento del hallazgo del mensaje no esperaba estar vivo, lo que de alguna manera dio señales de suicidio.
Las autoridades revelaron estes viernes también las identidades de los 18 fallecidos, cuyas edades fluctuaban entre los 14 y 76 años.
La policía de Maine aseguró que el miércoles siete personas murieron en la sala de bolos Just-In-Time Recreation, ocho en el bar Schemengees Bar and Grille, y otras tres en hospitales del área.
Alegan algunos informes que Card presentó problemas mentales hace menos de dos semanas, pero tenía un AR-15, el arma más utilizada por los tiradores aquí, según datos del diario The Washington Post.
Una encuesta del Post e Ipsos advirtió que uno de cada 20 adultos en Estados Unidos, cerca de 16 millones de personas a nivel nacional, tiene en su poder un rifle AR-15.
Ese fusil fue usado al menos en 10 de los 17 tiroteos masivos más mortíferos ocurridos en el país desde 2012, incluyendo las masacres de Las Vegas (2017), Sandy Hook (2012), Parkland (2018) y Uvalde (2022), recordó el influyente rotativo.
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