Los custodios rechazaron remplazar a sus compañeros de esta y otras penitenciarías del país en paro, en demanda de garantías para su protección, luego de la sublevación liderada por la organización criminal Rotela, cuyos miembros conservan armas de fuego que robaron de la armería del penal durante la revuelta.
La seguridad de la prisión capitalina, la mayor del país, debe integrar a unos 120 guardiacárceles distribuidos en tres grupos de 40, pero el grueso de los sustitutos para esos puestos se niega a ingresar de nuevo al reclusorio ante el peligro de agresión de los presos de Rotela, que aún mantienen el control.
Grupos de custodios en huelga permanecen apostados frente a Tacumbú y al Ministerio de Justicia en demanda de garantías para volver al trabajo, pese a sus aprensiones ante la tradicional actitud violenta del clan, cuyos miembros -alegan- tienen también ubicación de sus casas y familiares y puedan atacarlos.
Las protestas de los guardianes comenzaron el 24 de octubre por mejoras como la garantía de un seguro médico y la recontratación de 400 de sus colegas cesanteados, a raíz de los actos de desobediencia de los custodios por la desprotección ante la violencia de los reclusos, afirma el diario HOY.
Las movilizaciones exigen, además, la aplicación de la Ley Orgánica Penitenciaria y la provisión de seguro médico a los funcionarios penitenciarios.
El director general de Establecimientos Penitenciarios, Rubén Peña, dispuso el traslado a Tacumbú de algunos centinelas desde cárceles regionales del interior, mientras el ministro de Justicia Ángel Barchini ordenó la reapertura de Tacumbú para recibir nuevos internos.
Esa última decisión, según especialistas locales, generará mayor hacinamiento y más seguridad para el líder del clan criminal Armando Javier Rotela Ayala, quien teme una intervención policial para sacarlo de Tacumbú, apunta ABC Color.
Los guardiacárceles del interior -agrega el periódico- también están reacios a cumplir instrucciones de remplazo por temor a choques con los miembros de Rotela, quienes controlan el penal como base de operaciones y manejan grupos de sicarios conocidos como “Linces” dentro y fuera del penal.
El presidente de Paraguay, Santiago Peña, reconoció que las autoridades no logran mantener el orden en las prisiones, sobre todo en la de Asunción, debido a la superpoblación de reclusos.
Peña admitió que Tacumbú está superado en su capacidad y ratificó la decisión oficial de ordenar al Ministerio de Obras Públicas verificar las nuevas cárceles que se construyen en Emboscada y Minga Guazú para que estén operativas lo antes posible.
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