O’Neill concluyó este martes su segunda visita oficial al país caribeño y en conferencia de prensa señaló que el futuro de la nación se ve amenazado por la dramática situación de sus niños y jóvenes, muchos de los cuales son víctimas, además, de falta de acceso a la sanidad, agua potable y alimentos, mientras que tienen grandes obstáculos para asistir a las escuelas.
La situación es especialmente preocupante en los barrios desfavorecidos controlados por grupos armados.
De igual manera, O’Neill lamentó que muchos niños sufren de emaciación, “la forma más mortal de malnutrición”, y más de medio millón de jóvenes no tienen acceso a la educación, lo que hace que algunos de ellos sean reclutados por las pandillas ante la falta de oportunidades o el miedo a represalias.
A ello se suma la disfuncionalidad del sistema judicial y la paralización del tribunal de menores que tiene graves consecuencias como superpoblación carcelaria de los infantes y la prevención preventiva prolongada.
De acuerdo con el experto, la prisión de menores de Puerto Príncipe, Cermicol, tiene una tasa de ocupación superior al 350 por ciento, así como condiciones antihigiénicas y sin acceso a agua potable, lo que expone a los niños a enfermedades.
Los niños llevan años encarcelados por robar una gallina, unos zapatos o un teléfono, sin haber visto nunca a un juez, denunció.
Para O’Neill urge poner en marcha programas de rehabilitación y reinserción para los infantes y aliviar el sufrimiento de la población.
Haití lleva años sumido en una profunda crisis política, económica y de violencia que se agravó tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse, crimen que dos años después continúa sin respuestas.
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