Ni Washington ni Moscú llegaron a proferir un amago tan explícito en los peores años de la guerra fría, ni lo ha hecho ninguna de las potencias nucleares en los tiempos siguientes, a pesar de las agudas crisis y tensiones que ha vivido el planeta desde entonces, añade el diario.
La gravedad de lo expresado, agrega, es merecedor del más amplio repudio en el ámbito internacional, y en el israelí debiera llevar a una inmediata destitución. Sin embargo, el premier Benjamin Netanyahu se limitó a marginar a Eliyahu hasta nuevo aviso de las reuniones de gabinete.
Para poner las cosas en perspectiva, recuerda el diario, Tel-Aviv no se enfrenta a un país enemigo en igualdad mínima de condiciones, sino que desde hace un mes se empeña en provocar la muerte y el sufrimiento a una población civil acorralada, en lo que ha sido descrito por numerosas voces acreditadas de la comunidad internacional como un ejercicio genocida. La amenaza del holocausto atómico viene a ser, de esa manera, la confirmación de una voluntad de exterminio –que muy poco o nada tiene que ver con el combate contra Hamas y otros grupos armados–, voluntad que es compartida por esa fracción ultraderechista y fundamentalista que controla el poder político en el Estado de Israel.
No hay margen en este punto para los intentos de deslinde que pretenda hacer el régimen de Tel Aviv ante semejante declaración.
Lo cierto es que las acciones del gobierno israelí contra los gazatíes –mujeres, hombres, ancianos, niñas y niños, pacientes graves, personas con discapacidad– muestran que no le es necesario el armamento nuclear para liquidar a la población de Gaza.
En otro sentido, lo dicho por Eliyahu es una confirmación de la condición de su país como potencia nuclear, algo que hasta la fecha ningún gobernante israelí había querido confirmar y, a lo que puede verse, una de las más peligrosas para el mundo, razona La Jornada.
Precisamente ayer miles de mexicanos volvieron a salir a las calles de la capital para denunciar al gobierno genocida del presidente Benjamin Netanyahu y exigirle el cese inmediato de la carnicería que realizan impunemente en Gaza como parte de una agresión de exterminio étnico.
El único precedente de un estallido nuclear en la época atómica son Hiroshima y Nagasaki por parte de Estados Unidos, aliado de Israel, cuando ya Japón había sido derrotado en la Segunda Guerra Mundial.
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