La decisión de Mendes se aplica a procesos relacionados con un sitio en el municipio Atibaia, en Sao Paulo, y supuestas ventajas indebidas que implican bienes raíces en ese estado, como el Instituto Lula.
Con el laudo, las dos causas tendrán que volver a empezar desde cero y las pruebas no podrán utilizarse, así que, como el magistrado resolvió individualmente, resulta posible apelar al fiscal federal.
Mendes tomó la decisión atendiendo a una petición del equipo jurídico del exdirigente obrero.
En su disposición, el ministro argumentó que ‘en los tres procesos hubo la persecución penal del sufrido (Lula) en escenario permeado por marcadas acciones parciales e ilegítimas del exjuez Sérgio Fernando Moro’.
Tras el fallo, la defensa de Lula señala en una nota que el veredicto de Mendes da la amplitud necesaria a la sospecha de arbitrariedad de Moro ‘que se ha consolidado con las recientes sentencias del Tribunal Supremo’.
Con esta ampliación, agrega, todos los procesos en los que actuó el exministro de Justicia e involucran al ‘expresidente Lula quedan manchados de nulidad irremediable, por lo que ningún acto podrá ser reutilizado en ninguna instancia’.
Desde el inicio de las investigaciones, el fundador del Partido de los Trabajadores reafirma su inocencia y denuncia que fue víctima de la mayor mentira jurídica de la historia de Brasil.
La víspera, el STF reconoció la parcialidad de Moro para condenar a Lula en el caso del llamado triplex en Guarujá.
Al exmandatario se le acusa por la posesión de un apartamento triplex en el área litoral de Guarujá, Sao Paulo, supuestamente recibido a cambio de beneficiar a la empresa OAS.
Los fiscales indican que el exjefe de Estado recibió el inmueble como retribución por los contratos cerrados por la contratista con la compañía petrolera Petrobras.
Para los abogados de Lula, la decisión confirmó que el expresidente fue ‘blanco de lawfare, que es el uso estratégico de las leyes para fines ilegítimos’, y víctima de la desactivada operación judicial Lava Jato.
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