Tian Tian, de 26 años; Mei Xiang, de 25, y su hijo más joven, Xiao Qi Ji, de tres, se despidieron de Washington DC a bordo de un avión especialmente equipado que los llevó en su viaje al otro continente.
Desde este miércoles y en 23 años, esta es la primera oportunidad en que la exhibición de pandas en el Zoológico Nacional está vacía. Para la directora del centro, Brandie Smith, fue una «mañana dura».
«Es un momento de alegría porque este es un paso más en 50 años de un exitoso programa de conservación del panda gigante y, con suerte, el comienzo de 50 años más», expresó Smith al manifestar su optimismo en que “esperamos celebrar con todos ustedes cuando los pandas puedan regresar a DC”.
Tian Tian y Mei Xiang nacieron en el país asiático; Xiao Qi Ji vio la luz en el Zoológico de Washington DC, junto con tres hermanos mayores sobrevivientes que ya hicieron similar trayecto.
Sin dudas, los pandas gigantes fueron muy queridos aquí desde que llegó el primer dúo integrado por Ling-Ling y Hsing-Hsing en abril de 1972, que procrearon cinco cachorros, pero ninguno sobrevivió.
Ling-Ling falleció a causa de una afección cardiovascular en 1992 y Hsing-Hsing fue sacrificada en 1999 tras varias enfermedades relacionadas con la edad.
Por su parte, Mei Xiang y Tian Tian llegaron a Estados Unidos como un préstamo desde China el 6 de diciembre del 2000 a través de un Acuerdo de Cooperación de Investigación y Crianza de Pandas Gigantes con la Asociación de Conservación de Vida Salvaje de China que duraría 10 años.
Sin embargo, el convenio fue renovado tres veces desde 2010 hasta la extensión actual que marcó su vencimiento el 7 de diciembre de 2023.
Hace cuatro años, en 2019, el Zoológico de San Diego retornó sus dos pandas gigantes a China y el último de similar especie del Zoológico de Memphis fue enviado con igual destino el pasado mes de abril.
Tras la partida Tian Tian, Mei Xiang y Xiao Qi Ji, solo cuatro pandas permanecerán en Estados Unidos hasta diciembre de 2024 que concluye el préstamo existente con el Zoológico de Atlanta.
El Ailuropoda melanoleuca, nombre científico de este mamífero, estuvo varias décadas en peligro de extinción. En su estado salvaje, vive en los húmedos bosques de bambú del Tíbet y del sudoeste de China, en apartadas regiones montañosas.
En el mundo quedan, según datos de expertos, entre 500 y mil ejemplares maduros o adultos en su hábitat natural, aunque son muchos más los individuos jóvenes y en cautiverio bajo el cuidado de especialistas para su preservación.
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