Las precipitaciones se atribuyen a una combinación de El Niño/cambio climático y el dipolo del océano Índico, según los expertos en clima.
Sólo en Kenia, al menos 17 personas perdieron la vida en la primera semana de noviembre, más de 10 mil 200 hogares fueron desplazados por crecidas devastadoras, y ocurrieron al menos mil muertes de ganado, según datos de la Cruz Roja nacional, refleja el portal Down to Earth.
Las intensas lluvias, que comenzaron a mediados de octubre, dejaron a las comunidades tambaleándose por la destrucción de escuelas, hospitales y otros servicios sociales clave. Algunas carreteras que unen partes del norte de Kenia, la costa y la región oriental fueron cortadas, arrasadas o inundadas, dejando a la población aislada.
En otras partes, fuertes aluviones cortaron una importante carretera que une Uganda con la vecina Sudán del Sur y la República Democrática del Congo, según la Autoridad Nacional de Carreteras de Uganda.
Varias zonas de Somalia también son afectadas por lluvias torrenciales, que provocan inundaciones y deslizamientos de tierra mortales.
Khadija Mohamed Al-Makhzouma, ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático del país, emitió un comunicado afirmando que 21 personas perecieron debido a las riadas.
La poblacion enfrenta terribles desafíos en medio de inundaciones sin precedentes, que obligaron a más de 400 mil personas a huir de sus hogares.
En Etiopía, más de 20 personas fallecieron y más de 12 mil tuvieron que abandonar sus hogares debido a desbordamientos repentinos provocados por lluvias torrenciales, según funcionarios estatales.
También, son evidentes los daños a cultivos, propiedades y ganado, de acuerdo con un comunicado parcial de la Oficina Estatal de Comunicación.
La tendencia es la misma en toda la región, pues se registran aguaceros superiores a lo normal que ocasionan inundaciones mortales y destrucción de propiedades y tierras de cultivo.
El territorio, que incluye Kenia, Uganda, Tanzania, Burundi, Djibouti, Eritrea, Etiopía, Ruanda, Somalia, Sudán del Sur y Sudán, todavía se recupera de los efectos de la peor sequía en 40 años.
Normalmente, el Gran Cuerno de África tiene una breve temporada de lluvias, de octubre a diciembre. Sin embargo, debido al cambio climático, se predijo que algunos países y zonas experimentarían un aumento de las precipitaciones, descritas como condiciones “más húmedas de lo habitual”.
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