Ahora la población en la zona urbana gasta 2.40 dólares más por su comida en comparación con el mes de agosto y más o menos 20 dólares con relación a septiembre de 2022, pese a que las autoridades hablan de una reducción de la inflación en el país.
El último reporte de la Oficina Nacional de Estadísticas y Censos (ONEC) detalla que las familias en la zona urbana pagaron 257.60 por la CB, 2.42 más que un mes atrás.
Las estadísticas oficiales muestran que de enero a septiembre el gasto para alcanzar la dieta básica en área urbana subió 12.58 dólares, mientras en el campo, donde vive la mayor cantidad de población pobre del país, el incremento fue de 185.26 a 192.27 dólares, entre enero y septiembre, lo que representó 7.01 dólares adicionales.
Bajo estas condiciones un alto por ciento de las familias con salarios por debajo de los 350 dólares pasa trabajo para vivir y el dinero no les alcanza para cubrir todas sus necesidades, de vivienda, vestido, educación, entre otras.
Según el Centro para la Defensa del Consumidor (CDC) el incremento al salario mínimo que se hizo hace dos años se esfumó si se consideran los aumentos en las canastas de alimentos.
El director ejecutivo del CDC, Danilo Pérez, sostiene que más del 75 por ciento del salario es para la compra de alimentos y el sobrante para cubrir gastos de el transporte público para irse a ganar ese sueldo, para agua, energía eléctrica, el gas propano, entre otros.
Hay sectores en el país donde el salario básico no sobrepasa los 272.66 dólares (recolectores de caña de azúcar), 243.46 para los trabajadores agropecuarios, mientras los que trabajan en los sectores de comercio, servicio, industria e ingenios, llegan a 365 dólares, sumas que retan la imaginación para lograr la subsistencia.
Mientras esa es la situación, un reciente informe del Ministerio de Medio Ambiente (MARN) advirtió de una elevada probabilidad de que las condiciones del fenómeno de El Niño se mantengan hasta junio del próximo año, provocando sequía y reducción de caudal de agua, lo que sin dudas afectará la agricultura local, ya de por si golpeada por la falta de políticas, según expertos.
Solo hasta septiembre de este año llovió 24.2 por ciento menos y hubo al menos tres sequías, según información del MARN, lo que, según datos oficiales, provocó una caída del 1.5 por ciento en la actividad agrícola en el segundo trimestre de 2023.
Para 2024, las cosas se complicarán más, y según fuentes oficiales, se dará una sequía más marcada que afectará importantes renglones como la producción de granos básicos, viandas y hortalizas, y afectaciones en la ganadería y la producción de leche.
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