Esta postura difundida por los medios de prensa aquí fue expresada por el encargado de negocios interino de la Delegación Permanente de Siria ante las Naciones Unidas, Al-Hakam Dendi, durante una sesión de la Asamblea General dedicada a debatir la situación en los territorios árabes ocupados por Israel.
Nuestro derecho es invariable, no está sujeto a negociación y no cambiará con las presiones, así como está garantizado por el Derecho Internacional y las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas, especialmente la Resolución No. 497 del Consejo de Seguridad, precisó el diplomático.
Reiteró que Damasco ejercerá su derecho legítimo a defender su tierra y su pueblo por todos los medios necesarios y a garantizar que las autoridades de ocupación israelíes rindan cuentas por todos sus crímenes y que no escapen del castigo.
Por otro lado, agradeció a los países que votaron en favor de la resolución siria que exige la retirada de Tel Aviv de este territorio sirio.
Esta votación confirma el compromiso de estos estados con el derecho internacional, la Carta de las Naciones Unidas y el principio básico de la inadmisibilidad de adquirir territorio por la fuerza, dijo el delegado sirio.
Aseguró que cualquier medida que tome Tel Aviv para imponer sus leyes y jurisdicción en el Golán es nula y sin valor jurídico alguno, y aclaró que la posición de la Asamblea General es plenamente coherente con la posición expresada unánimemente por el Consejo de Seguridad en su Resolución No. 497 de 1981.
La Asamblea General ha pedido durante más de seis décadas al régimen israelí, la potencia ocupante, que ponga fin a su ocupación, pero es necesario que termine el estado de incapacidad de implementar las resoluciones de las Naciones Unidas.
Esto no puede lograrse sin levantar la protección brindada por Estados Unidos y sus aliados occidentales a Israel, y su apoyo ilimitado a éste dentro y fuera del Naciones Unidas, concluyó.
La Asamblea había adoptado por mayoría de votos una resolución que exige la retirada del Golán, territorio sirio ocupado por Israel tras la denominada guerra de los Seis Días, en 1967, e incorporó ese territorio a su sistema jurídico en 1981, lo cual fue rechazado por la comunidad internacional.
La anterior administración estadounidense reconoció en 2018 la soberanía israelí sobre esta región en una violación clara y flagrante de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
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