Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), la Oficina de Servicios para Proyectos y la Universidad de Oxford consideró que esas soluciones verdes también favorecen la acción por el clima y la conservación de la biodiversidad.
El texto precisó que cuando una infraestructura se basa en la naturaleza, puede utilizarla para proporcionar servicios en su propio funcionamiento, como estabilizar un talud, y a su vez, este ayudar a garantizar el funcionamiento de una carretera adyacente.
De acuerdo con esas instituciones el mayor impacto se consigue cuando las soluciones verdes se combinan con activos de infraestructuras construidas, con una influencia de hasta el 95 por ciento en todas las metas de la Agenda 2030.
Los autores del informe destacaron cómo las iniciativas basadas en la naturaleza pueden contribuir a la protección de las comunidades de los efectos del cambio climático, así como apoyar los resultados nacionales de adaptación de manera más amplia, creando economías, sociedades y ecosistemas más resilientes.
Significaron, por ejemplo, que la restauración de los arrecifes de coral, manglares y otra vegetación costera ha ayudado a proporcionar protección contra las inundaciones y oportunidades de subsistencia para más de ocho mil 600 personas en Dar es Salaam, Tanzania, donde activos públicos y privados están en riesgo de inundación.
También consideraron que las soluciones verdes pueden eliminar o reducir las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de la construcción y el funcionamiento de nuevas infraestructuras convencionales, además pueden ayudar a detener e invertir la pérdida de naturaleza.
El mundo se enfrenta al enorme reto de satisfacer el rápido aumento de la demanda de servicios de infraestructura de una manera que sea baja en carbono, eficiente en el uso de los recursos y positiva para la naturaleza, destacó la directora de la División de Industria y Economía del Pnuma, Sheila Aggarwal-Khan.
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